Cajasol

Adiós con el corazón y el alma

Adiós con el corazón y el alma
Hasta cuatro jugadores del Cajasol presionan al pívot Savrasenko. - Gracia Ávila
Gracia ÁvilaGracia Ávila 3 min lectura
El Cajasol sucumbió, como era previsible, en Krasnodar. Los sevillanos saltaron al Olimp Arena con un quinteto inusual formado por Blakney, Burjanadze, Porzingis, Sastre y Williams, que consiguió un parcial de 0-9 de partida y logró desubicar al Lokomotiv Kuban, que se vio sometido a la disciplina cajista durante los primeros 25´. Un 2+1 de Brown, que volvió a ser crucial, adelantó por primera vez al bloque de Evgeny Pashuti, que gracias al acierto de Maric y Kalnietis se hizo dueño y señor de la cancha -y de la pintura-. Mientras más le costaba a los sevillanos aclararse en ataque, más facilidad mostraban los rusos en la parcela ofensiva para terminar imponiéndose por 83-72.

La derrota deja a los hombres de Aíto García Reneses sin opciones de estar en los cuartos de final de la Eurocup, ya que a su traspié se ha unido el triunfo del Spartak de San Petersburgo sobre el Zielona Gora, lo que sitúa al Lokomotiv con un billete asegurado, y al Spartak con un pase amarrado virtualmente, ya que aún restan dos jornadas.

Latavious Williams lideró al Caja en los primeros minutos, instantes donde los visitantes impidieron a los locales desplegar su juego interior a través de una certera y pegajosa defensa. La aplicación de un bloque, y la frialdad del otro no permitió al Lokomotiv anotar los primeros puntos en juego hasta pasados los tres minutos (4-9) de la mano de Savrasanko.

A partir de ese momento, Krasnodar vivió una leve reacción alentado por su público, lo que obligó a Aíto García Reneses a levantar del banquillo a Satorasky y Holland, para acabar el primer ´round´ con un meritorio 15-23 y desplegando una imagen inmejorable.

Tras el primer paréntesis corto, los rusos comenzaron a ejecutar lo que mejor saben, correr al contraataque, para ir poco a poco recuperando sensaciones y anotando canastas fáciles, especialmente Brown (20 puntos). El Lokomotiv se ordenó en defensa y comenzó a lanzar bombas al interior, para recuperar identidad y marcharse por el túnel de vestuarios sólo cuatro puntos abajo (35-39).

Durante el tercer cuarto Calathes se convirtió en la pesadilla de la defensa cajista, que vio cómo se le escapaba el partido tras firmar un parcial de 28-13, que a la postre le costó la fe y el duelo. Ya con Juanjo Triguero sobre el parqué, el último cuarto (20-20) se convirtió en un intercambio de canastas, donde Balvin desaprovechó dos situaciones claves para reducir el electrónico. Los recursos de un bloque invicto finalmente pesaron más que el alma y el corazón de la que tiró el equipo sevillano hasta el pitido final.
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