El presupuesto baja y las incógnitas crecen en el Cajasol

Sólo las palabras del ya ex presidente Juan Carlos Ollero (“Hay Cajasol para rato”) tranquilizan los ánimos en la parroquia de San Pablo, consciente de la dura y austera temporada que deberán afrontar, merced a un presupuesto que puede verse reducido en un 25 por ciento (unos 750.000 u 800.000 euros), lo que relegaría a los sevillanos a la cola del pelotón, pasando de estar entre los más poderosos de la Liga Endesa, a emparejarse con la decena de equipos que se mueve entre los tres millones de euros.
Inmersos en la busca y captura de un segundo patrocinador que ayude económicamente a atravesar la temporada de la forma más digna posible, hasta ahora sólo Caixabank sustenta los ingresos del equipo, un club zambullido en un proceso de refundación y obligado a marcarse una hoja de ruta que le lleve en unos años a la ‘autosuficiencia’, cuyos cambios se han producido hasta ahora en dos parcelas: marketing (identidad corporativa y afición) y cúpula (cambio en la presidencia).
Todas las miradas estaban puestas en el consejo celebrado el pasado miércoles, sin embargo, las incógnitas siguen sin resolverse. La principal, la continuidad de Aíto García Reneses, que tiene de plazo hasta el 30 de este mes para hacer cábalas y sopesar si le merece la pena o no continuar al mando de un nuevo Cajasol, aunque ha repetido por activa y por pasiva que el dinero no es su prioridad.
A ello se suman otros muchos interrogantes, y no menos importantes, como las ofertas a Luka Bogdanovic, Juanjo Triguero o Latavious Williams que evidentemente, y por exigencias del guión, serán a la baja, lo que complicará que se queden en Sevilla si otros clubes apuestan por ellos.