Sevilla y
Rayo se jugaban mucho en
Vallecas. Los locales, penúltimos en la tabla, necesitaban ganar para intentar mantenerse en la
Liga BBVA. El conjunto sevillano, después de seis partidos sin conseguir sumar de tres en tres, buscaba una victoria que le permita seguir luchando por estar en puestos europeos. A pesar de lo que estaba en juego
al partido le faltó ritmo, intensidad y ocasiones, al menos en la primera mitad, donde ninguna de las dos escuadras tuvieron oportunidades claras. En el segundo periodo mejoraron ambos y fue la estrategia, una vez más, la que permitió que los nervionenses se llevaran el choque.
Los de
Unai Emery fueron incapaces de generar peligro en los primeros 45 minutos ante el conjunto que más goles ha recibido en lo que de temporada. Los únicos acercamientos fueron a balón parado, pero ninguno de ellos generó peligro a la portería defendida por Rubén.
Tras la esperpéntica primera mitad, los dos equipos salieron más enchufados y las ocasiones empezaron a llegar, por fin. Y es que el Sevilla si algo tiene es a
Iván Rakitic. El croata, sin ser su mejor partido, estuvo a años luz del resto de jugadores. Precisamente en sus botas estuvo la primera ocasión del partido, que fue en el minuto 53, cuando trazó una buena jugada en la frontal, cuyo disparo escorado lo desvió a córner
Rubén. No tardó en responder con otra clara ocasión el Rayo, con una pared entre
Falqué y Viera, que el canario mandó alto frente a
Beto cuando lo tenía todo para conseguir el tanto.
Cuando el Sevilla intentó apretar, salía a relucir la calidad de sus hombres de arriba y la fragilidad defensiva del Rayo. Pero una vez más, lo que terminó decantando el choque fue el balón parado.
Falta lateral que saca Rakitic y que Coke remata a la perfección para hacer el primer y el único gol del envite. Con el resultado a favor, los de Emery lo único que tenían que hacer era intetnar no complicarse demasiado la vida.
Jairo, que volvía a ser titular después de dos meses, estuvo desaparecido y dejó su sitio a
Diogo. En la primera internada de
Figueiras, este le puso una pelota perfecta a Rakitic, que entró solo al segundo palo y remató fuera de forma incomprensible. Ahí tuvo el Sevilla su billete hacia la tranquilidad, pues al cuadro vallecano no le quedaba más remedio que arriesgar si queria sacar algo positivo para no hundirse aún más en la tabla. Aunque la oportunidad con más peligro para los de casa la tuvo
Larrivey, que se encontró un balón dentro del área que no supo despejar
Pareja.
Con el Rayo intentándolo llega la
expulsión de Iborra. El mediocentro estaba siendo atendido por las asistencias y cuando debía abandonar el campo el colegiado interpreta que perdió tiempo y le mostró la segunda cartulina amarilla. Un hombre menos y diez minutos para el final, pero las limitaciones de los de
Paco Jémez eran una evidencia y el Sevilla consiguió tres puntos vitales para el estado anímico de una plantilla que necesitaba remontar el vuelo.