El análisis del Las Palmas-Betis

Entre espantoso y contemplativo

Alejandro SáezAlejandro Sáez
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Entre espantoso y contemplativo
Varios jugadores del Betis, derrotados tras el pitido final en Las Palmas. - Alejandro Sáez
Parecía que ni Las Palmas ni Betis querían ganar el partido, plantándose ambos sobre el césped del Estadio de Gran Canaria con las líneas adelantadas y un fútbol contemplativo sin presión ninguna en torno al centro del campo. Un Betis que, como viene siendo habitual con Quique Setién en el banquillo, se dibujó sobre el 1-4-1-4-1, con Tello por banda y con Boudebouz en el banquillo, a pesar de que el ritmo del mismo invitara a pensar, quizá, que era propicio para el internacional argelino.

Un Betis que volvió a caer en los mismos errores de antaño y que para nada parecía arribar a Gran Canaria tras cinco partidos consecutivos sin conocer la victoria (dos empates y tres derrotas, entre Liga y Copa). De hecho, sin haber generado ninguna ocasión, los amarillos acumularon tres ocasiones en los primeros 15 minutos de partido gracias a las concesiones verdiblancas; especialmente de Adán: un balón a Remy y un libre indirecto por cesión.

Una pared entre Tana y Calleri en el 19' fue suficiente para hacer un agujero en la retaguardia heliopolitana, que no supo tirar la línea y que posibilitó que los insulares se adelantaran en el marcador. Con ello, se pasó de la contemplación al esperpento, dejando los de Setién tocar la pelota a Las Palmas, que ganaba en el marcador y que veía cómo su rival no presionaba ni iba a por el balón. ¿Insólito, verdad?

Tras una mediocre primera mitad en la que el Betis no compitió, el nivel de Las Palmas permitió al Betis seguir vivo. Con el partido más roto, la entrada de Boudebouz sirvió de poco, jugando Amat de pivote ante la lesión de Javi García. Ayer, quizá, faltaron "huevos" y sobró "esencia".
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