En ningún momento me estoy refiriendo a que para que ayer se hubiera dado otro resultado el Betis debería mejorar, aunque no estaría mal, simplemente que para vencer a este Atlético hay que ser superior.
A igualdad de condiciones siempre saldrá vencedor.El motivo es muy simple: desde Madrid lo llaman intensidad, pero desde aquí y desde el resto de España, simplemente, agravio comparativo a la hora de valorar el juego duro de unos y otros. Ya seas Sevilla, Valencia, Betis, Espanyol..., da igual, porque
el criterio es siempre distinto cuando el que presiona viste de blanco y rojo que cuando viste con otra camisola.
Sólo se atrevió alguien a alzar algo la voz cuando jugaron contra el Madrid y fue el diplomático Ancelotti el que quiso acabar con el debate. Y también cuando el rival fue el Barça y
les acusaron de machacar a patadas a Neymar, pero claro, eran medios catalanes y siempre barren para casa.
Ayer, el Betis casi dobló en faltas al Atlético o, al menos, eso interpretó el árbitro, porque eran los rojiblancos los que ´limpiamente´ robaban más balones y tocaban el balón con el brazo -Suárez hizo una mano igual a la de Braian sin ver cartulina- sin intención, mientras sus rivales veían cómo cada vez que rozaban a sus rivales les cortaban el juego. Sabían que para ganar tenían que ser muy superiores en el juego. Con uno menos y el gol de Gabi, todo acabó.
Ni eso amilanó a los béticos.
Más de 31.000 personas acreditan una fidelidad a prueba de todo. Ni la situación del equipo, ni el varapalo del jueves, nada puede con ellos. Sólo los poderes fácticos que dirigen nuestro fútbol.