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Benito Villamarín Rivero: un currículum envidiable

Benito Villamarín Rivero: un currículum envidiable
Benito Villamarín Prieto y Benito Villamarín Rivero, abuelo y nieto. - J. Adorna
Joaquín AdornaJoaquín Adorna6 min lectura
Benito Villamarín. No hay nombre que traiga mejores recuerdos en el Real Betis. Casi con seguridad, el del presidente más importante y querido que ha tenido el club en su dilatada historia. De hecho, hubo unanimidad en los aficionados para recuperarlo como nombre del estadio tras la etapa de 13 años en la que se llamó Manuel Ruiz de Lopera.

Pues de aquel añorado presidente, el gallego Benito Villamarín Prieto (nacido en Toén –Orense-, 1917-1966), a la posible presidencia de quien es su nieto y comparte ya su nombre y su primer apellido: Benito Villamarín Rivero (nacido en Sevilla un 13 de marzo de 1965), pues así se llama desde que ha decidido cambiar el orden de sus apellidos haciendo coincidir el apellido materno con el paterno de su abuelo.

A sus 50 años a Benito Villamarín, hijo de Ángeles Villamarín -la mayor de los seis hijos del histórico presidente-, se le presenta una histórica oportunidad que no parece dispuesto a desaprovechar si, como se prevé, Juan Carlos Ollero acaba dejando el cargo. El firme intento de Ollero de llegar a un acuerdo con Lopera y Luis Oliver con el que poner fin a los procesos judiciales que dificultan la gobernabilidad del club ha generado diferencias dentro del consejo de administración, en el que se ha perdido el consenso en torno a la figura del todavía presidente.

Su salida permitiría que Benito Villamarín se subiera al tren de sus sueños. De hecho, el abogado sevillano ha dado un inesperado vuelco a su vida profesional y ha renunciado a su cargo de Director de Recursos Humanos de PepsiCo en el Oeste de Europa, un cargo que ha desempeñado en los últimos años desde Barcelona, aunque sin perder nunca su residencia y su íntimo vínculo con Sevilla, donde siempre ha vivido con su mujer -está casado y tiene dos hijos-. Quienes le conocen dan por hecho que este punto de inflexión que ha marcado en su carrera profesional se debe a la ocasión que se le presenta en el Betis, club con al que, de una u otra forma, siempre ha estado vinculado.

Benito Villamarín cumple, desde luego, el mejor de los perfiles para presidir el Betis. Su currículum, tanto a nivel formativo como en experiencia laboral, es envidiable. En el primer apartado, Benito Villamarín es abogado, licenciado en Derecho Comercial por la Universidad de Sevilla (1985-1990), formación que ha completado con diversos Másters y Cursos realizados en España y en Estados Unidos.

Además, maneja el inglés a nivel bilingüe, según define en su propio perfil de Linkedin, e imparte clases en Universidades y prestigiosos centros de estudios como Profesor de Dirección, Liderazgo, Marketing y Capacidad de Ventas.

En el plano laboral, acumula 24 años de trabajo en el mundo de los negocios, desarrollados en una primera etapa de ocho años en Carrefour (1991-1999 ) y en una segunda de quince años en Pepsi Bottling Group and PepsiCo (2000-2015), compañía en la que ha ido desempeñando diversos cargos de responsabilidad y en la que ha ido creciendo profesionalmente hasta que en el pasado mes de diciembre decidió poner punto y final “para iniciar nuevos proyectos personales”, según ha transmitido a gente de su entorno más cercano.

Aunque siempre en la sombra, Benito Villamarín nunca ha perdido la conexión con el Betis. En su empeño por defender la figura de su abuelo, mantiene una estrecha relación con diversas peñas béticas, a las que ha acudido a explicar qué significó el Betis para Benito Villamarín y viceversa, apoyándose en muchos casos de material gráfico y audiovisual que ha archivado a lo largo de los años.

Así, ha pasado por ejemplo por la peña bética de Marchena, que lleva el nombre de su abuelo; por la Peña Bética de Gerena, en la que desarrolló una charla bajo el título ‘Sentimimiento Villamarín, Ayer, Hoy y Siempre’; por la Peña Bética de Ángel Cuéllar en Herrera; la de Osuna; la de la Puerta de la Carne (Sevilla), la de Tomares, la de Tocina, la de Lora... Además, ha aglutinado a seguidores de Madrid, de Pamplona, de Palencia o de Italia, con los que se reunió en Madrid; o ha invitado a béticos de Suecia al Benito Villamarín.

Su capacidad, vista su trayectoria, es indudable, así como los muchos contactos nacionales e internacionales que puede aportar al club. Benito Villamarín cumple el perfil idóneo para un Betis que quiere modernizarse y que ya vendió la llegada de talento para participar en la gestión de la entidad.

Desde luego, su figura sería acogida con agrado por los aficionados. Muchos de ellos le conocen porque en la época en la que Lopera cambió el nombre del estadio, el nieto de Benito Villamarín se mostró muy crítico con la forma de actual del ex mandamás bético. De hecho, fuentes cercanas a él aseguran a ED que, como hicieron otras figuras históricas de la entidad -Julio Cardeñosa o Rafael Gordillo-, dejó de acudir al estadio, al que no volvió hasta que Manuel Ruiz de Lopera se vio obligado a salir del club.
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