Uno de los graves problemas del Betis actual, además de su sempiterna fragilidad defensiva, es su falta de regularidad.
Los verdiblancos son incapaces de encadenar varios resultados positivos que le acerquen a su objetivo y le garanticen, en primer lugar, la continuidad en la categoría y, después, les permita soñar con cotas aún mayores. De hecho, este curso a lo máximo que han llegado es a un triunfo y dos empates ante Deportivo, Valencia y Granada de la primera vuelta.
Tanto es así que los verdiblancos no dan dos alegrías seguidas a sus aficionados
desde hace un año exactamente, cuando ganaron al Espanyol y al Granada de forma consecutiva (0-3 y 2-0, respectivamente).
Antes de la goleada en Montjuic, los de Merino acumulaban un paupérrimo bagaje de un triunfo en 16 encuentros, por lo que los goles de Rubén Castro, Vargas y Pezzella supusieron una doble alegría, que se multiplicó unos días después durante la celebración del Día de la Mujer Bética, el 6 de marzo, en la que vencieron a los nazaríes con goles de N’Diaye y el canario.
Desde entonces, la afición bética no ha vuelto a celebrar dos triunfos de su equipo.