COMENTARIO

La vuelta al gol... y a la montaña rusa

La vuelta al gol... y a la montaña rusa
William abraza a un eufórico Canales, que había logrado el 3-3. - Carlos del Barco
EFEEFE4 min lectura
Los tres goles del Betis al Celta han supuesto la vuelta del equipo verdiblanco la senda anotadora y, simultáneamente, a la montaña rusa que lo definió en algunas fases de la pasada temporada, con partidos enloquecidos de ida y vuelta y resultados casi tenísticos, como el 3-6 ante el Valencia, el empate a cuatro con la Real Sociedad, la victoria por 3-5 ante el Sevilla o la eliminación copera ante el Cádiz (3-5).

Loren Morón fue el artífice del primer gol bético en 270 minutos, ya que su equipo no ganaba ni marcaba desde que, en la jornada 7, venció por 1-0 al Leganés, tras lo que había encadenado tres derrotas ligueras consecutivas ante Atlético (1-0), Valladolid (0-1) y Getafe (2-0).

La placidez no es un concepto del diccionario heliopolitano, como se evidenció en el Benito Villamarín cuando los locales se pusieron con una ventaja de 2-0 a falta de media hora, momento en el que empezó la locura que concluyó con que el Celta le diera la vuelta al marcador ante de que Canales devolviera con su golazo de falta cierto sosiego a los aficionados y un punto a su equipo. La idea de Quique Setién, de tocar y tocar, de acumular posesión como mejor forma de defender, tuvo el domingo la ocasión pintiparada para ponerse en práctica, como había reclamado el cántabro, con el marcador a favor, aunque en el 61 salió el uruguayo Maxi Gómez. Fue precisamente el punta de Paysandú el que echó abajo con su presencia y sus dos goles el ideario de Setién y quien abatió toda las declaraciones de principios del santanderino, junto a Brais Méndez, autor del 2-2, y al más listo de toda la clase, porque juega como en la calle: Iago Aspas.

Aunque el empate ante el Celta rompe la racha negativa, supone el cuarto partido sin ganar de los verdiblancos, que han caído a la posición decimocuarta, con 13 puntos, y se encuentran equidistantes a cuatro de las posiciones europeas y del descenso. Pero, además, la frenética remontada celeste, atenuada por el golazo desde treinta metros del '6', supuso una notable matización al ideario irrenunciable de posesión de Setién. Pareció rebatir el Betis todas las críticas recibidas esta temporada de falta de profundidad y de posesión infructuosa al lograr dos goles, crear ocasiones y encarrilar el partido hasta que tocó dormirlo y, en lugar de anestesiar y desactivar al rival, lo despertó al cederle la pelota durante los treinta minutos definitivos.

Era en ese momento cuando tocaba tirar del manual de Setién de defender con el balón, aunque hay imponderables con nombre de futbolista, Maxi Gómez, decisivo desde su salida al campo en su eficacia goleadora, su capacidad de asociarse y su tino en desactivar todo el entramado defensivo de los béticos. Quique Setién, más descarnado que en otras ocasiones, explicó la galbana con una particular versión de la teoría de la 'manta corta', tan extendida en el fútbol.
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