La emotiva carta con la que su hijo despide a Rogelio

La emotiva carta con la que su hijo despide a Rogelio
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 6 min lectura
Hace unos días nos dejaba Rogelio Sosa, mito del beticismo y persona muy querida en la ciudad, tanto por los aficionados verdiblancos como por los sevillistas. Un futbolista de primer nivel y un ser humano extraordinario del que se ha querido despedir su hijo con una carta que aquí reproducimos:

"ROGE, Adiós Papá

Es difícil expresar lo que siento, no se puede resumir en sólo unas palabras tantos recuerdos vividos y otros muchos aprendidos en estos días por los comentarios de tantas personas que hablaron de él y lo resucitaron en nuestros corazones durante tantos y tantos momentos compartidos.

Su zurda de caoba, aquella que le dio la Gloria, se había apolillado, hubiera necesitado una restauración, pero no encontró momento de ponerse en manos de un gran ebanista y poco a poco se fue relegando a estar en el banquillo, lugar inapropiado para jugadores titulares indiscutibles como él. El diría que llevaba "más tiempo agarrao al palo que Rodrigo de Triana" y ese no era mi padre. El disfrutaba con su paseíto al mercado, su cervecita con los amigos y llegar a casa para junto a mi madre, siempre junto a ella, contemplar la vida apacible que seguía desarrollándose en su senectud.

Pero no pudo más, no pudo llegar al 90, levantó la mano, pidió el cambio, y nos dejó. Como escribía Manolo Bohórquez nos dejaba el genio elegido, El Dios vestido de paisano con gafas de sol y chaleco de pico. Ya no escucharemos, salvo en nuestra memoria, las recurrentes frases que todos le hemos escuchado y que resumía en su face José María Montiel. Estará ya enseñando “la tostá” en el cielo como adelantaba Francisco Pérez en su artículo, habrá revolucionado el cuarto anillo contagiándoles alegría y esperanza. Se nos va empujado por la brisa del Guadalquivir, como escribía el paisano Alejandro Delmás, la caoba de Coria y de los corianos, quedándose jugando entre los Albures la llave de una de las trece barras que abren las puertas del cielo verdiblanco.

Después de unos días de obligado recogimiento familiar, toca volver a la realidad, una vida sin él, sin nuestro padre, quién miró siempre por nuestro bienestar y luchó por nosotros hasta la extenuación. Pero no podría seguir mi caminar sin antes agradecer a tantas personas sus muestras de cariño hacia él y hacia nosotros.

Agradecemos al Real Betis Balompié S.A.D, no sólo por la presencia en su despedida de D. Angel Haro y parte de los rectores de la entidad, sino porque en los tiempos de impulso que están desarrollando, no olvidaron nunca los principios del club, su historia, y mi padre se marchó habiendo recibido de sus jóvenes manos las muestras de haber sido semilla de este Betis que promete ser grande, más grande aún.

Agradecemos al Sevilla Fútbol Club, muestra inequívoca que no existen rivalidades sino rivales y que las personas buenas que saben respetar, obtienen esta recompensa. Recibir en su despedida, en un día complicado para ellos, por la celebración de que Antonio Puerta seguirá siempre vivo para todos los sevillanos, a su Presidente D. José Castro y sus compañeros en el consejo, es sinónimo de sevillanía de la buena, la de verdad.

Agradecemos a la Federación Española de Fútbol, por acordarse de quién formó parte de la liga de las estrellas de otras épocas.
A todos los jugadores, béticos y sevillistas, presentes en su despedida de forma física o mediante las numerosas muestras de cariño recibida por todos los medios posibles.

Agradecemos de manera especial a sus últimos compañeros de batalla, ellos que compartieron esa vida que tanto valoran las personas del fútbol y que ellos la hicieron posible. En especial a Paco Bizcocho, presente junto a su compañero y amigo hasta que su cuerpo dejó de estar a la luz de la vida terrenal para adentrarse en ese túnel que te transporta al cielo.

Agradecemos al fútbol en general y todos los componentes: directivos, técnicos, jugadores y empleados de todas las épocas que quisieron acompañarnos en su despedida.
A los medios de comunicación por el respeto y admiración que siempre le profesaron y por compartir con nosotros el dolor y su recuerdo.

A Coria, pueblo que nos vio nacer y del que se sintió especialmente orgulloso de pertenecer, a sus gentes, a su párroco y a todos los que nos han arropado en estos días de ocaso y fin.

Gracias de corazón a todos, nuestro padre se habrá sentido muy dichoso en su camino al Cuarto anillo del Villamarín, más allá de las fronteras. Un abrazo".
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