Fiel a su ADN

Fiel a su ADN
Fiel a su ADN - Carlos del Barco
EFEEFE5 min lectura
El Betis volvió a responder en el Benito Villamarín a su genética impredecible al ganar al Real Madrid (2-1) cuando peor parecía que lo tenía, se rehabilitó ante los suyos, dio oxígeno a su entrenador, Joan Francesc Ferrer 'Rubi', cuando estaba en la cuerda más que floja y tomó impulso para el derbi del próximo domingo ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán.

 

El estadio no se parece ni por asomo al de hace décadas, los jugadores pasan, los entrenadores van y vienen, pero este equipo responde siempre, y mucho más cuando pintan bastos, a la llamada ancestral de las trece barras de su escudo, como la que anoche le hizo tumbar al equipo que llegaba líder y reivindicarse ante la segunda cita anual con el eterno rival.


La victoria ante el Real Madrid ha serenado las aguas y operado como bálsamo en un equipo que, tras las victorias del Mallorca ante el Éibar y del Leganés frente al Villarreal, ambas por 1-2, podría haberse acercado a los puestos de descenso, aunque los tres puntos lo han cambiado todo, los ánimos y la situación inestable hasta ayer de Rubi.


El de Vilasar de Mar, pletórico tras derrotar a los de Zinedine Zidane por motivos obvios y variados, apuntaba tras el partido que no había pensado no llegar al derbi, que "tenía claro" que lo haría y que, después del "golpe encima de la mesa", ya piensa en la cita del Sánchez Pizjuán, "uno de los derbis más bonitos del mundo", "una batalla dura" y "un partido muy complicado".


Este balón de oxígeno y de autoestima en las filas béticas también ha llegado con otros golpes encima de la mesa, como la reivindicación de jugadores menos habituales como los autores de los goles, el brasileño Sidnei da Silva y Cristian Tello, y la del delantero canterano Loren Morón; y la confirmación del estado de gracia de otros como el francés Nabil Fekir o Sergio Canales.


Sergio Canales, además, salvó el compromiso ante el Real Madrid sin ver la quinta tarjeta del ciclo que le hubiera privado de estar ante el Sevilla, lo que el cántabro celebró porque su intención, según dijo, es aguantar para estar "siempre disponible".


El partido de anoche en el Villamarín tiene, además del valor de cortar una racha de seis partidos sin ganar, el de alejar fantasmas y, como coincidieron todos los jugadores y el técnico bético al final del choque, insuflar la moral necesaria para el duelo ante el Sevilla, una de las citas marcadas en rojo en las dos orillas futbolísticas de la ciudad.


Con 33 puntos en duodécima posición, el Betis afronta el derbi con una dosis de autoestima renovada tras una racha en la que quedó fuera de la Copa del Rey ante el Rayo Vallecano, alejó el objetivo europeo y aparecieron los primeros fantasmas por mirar hacia abajo, el carácter balsámico de un victoria.


Aunque parte de la afición bética ha cambiado en su nivel de exigencia y hasta de crispación cuando vienen mal dadas, los del 'antiguo testamento' verdiblanco pudieron vivir en la noche de ayer la enésima resurrección de un equipo que, lo sepan o no los del 'nuevo', siempre responde a una forma particular de ganar y, sobre todo, de perder.


Cuando un profano o un bético de nuevo cuño entra el Villamarín y ve la leyenda que lo circunda en su parte media -'De padres a hijos, de abuelos a nietos, una pasión llamada Betis'-, quizás, o sin quizás, ignoren que quien la acuñó, el periodista Manolo Ramírez y Fernández de Córdoba, fue uno de los que mejor entendió y escribió de esto.


'... al compás de unas maneras, qué más da si mejores o peores que otras pero sí distintas, de entender la vida para disfrutar en las maduras de los éxitos y tener el 'manquepierda' para las duras de los fracasos", definió el Betis de siempre Manolo Ramírez, cuando escribía de toros, y Fernández de Córdoba, cuando lo hacía de su otra pasión.

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