Si la imagen fuera diferente, si la racha no fuera tan sombría o si además de tener el balón llegaran al área contraria, tal vez podríamos hablar de que el Betis tiene opciones de pelear por la séptima plaza, que seis puntos -más el 'average'- son salvables y que no es descabellado pensar en el doce de doce en lo que le queda (Espanyol, Eibar, Huesca y Real Madrid), pero es que la imagen que ofrece este equipo es la de un conjunto hundido, sin ideas, con nervios y al que todo lo que puede salirle mal acaba ocurriéndole.
Si el fútbol es un estado de ánimo, el ánimo verdiblanco está ahora por los suelos y los resultados son un reflejo de ello. Alguien debe acabar con esta pesadilla y tomar decisiones que cambien la dinámica. Puede que la salida de Setién no sea la medida más acertada, pero algo hay que hacer. Otro partido así no se puede tolerar.