Un partido de esta
trascendencia siempre tiene
consecuencias. Decir que los que ganan salen reforzados es obvio, como también lo es que a los que pierden se les mira de diferente forma.
Hoy las
dudas volverán a instalarse en Heliópolis y el futuro de
Rubi volverá a pender de un hilo. Hoy, nadie hablará de la mala racha de
De Jong, de si es jugador para el
Sevilla o, incluso, de si debería perder el puesto a manos de
Chicharito Hernández.
Hoy, en
Nervión hablarán de
Champions cuando, de haber encajado un gol, algo que pudo ser perfectamente factible, estaría mirando más a los cuatro equipos que hay con 20 puntos... Una vez superada esta primera resaca, cuando la calma se instale y con dos semanas para hablar del
derbi por el parón de selecciones, habrá mucho que analizar, más en Heliópolis que en
Eduardo Dato.
En la Avenida de La Palmera tendrán que ver si lo ocurrido en el Bernabéu fue flor de un día tras volver a presenciar un
Betis perdido, superado y a un técnico que, como en Granada y como en otros encuentros, se vuelve 'loco' en los finales de partido cada vez que tiene un resultado adverso.
Y en el
Sevilla habrá que analizar por qué el equipo, en partidos que tiene de cara y controlados, se echa atrás, sufre y, en la mayoría de las ocasiones, acaba cediendo puntos. Hoy serán alegrías y/o penas. Mañana tocará corregir cosas. A todos.