El suyo no es el primer caso de jugador español que emigra a la Premier League y que, a las primeras de cambio, desea volver. Tras una espectacular temporada en el Málaga,
Sandro Ramírez, quien tenía una exigua cláusula de
seis millones de euros, tomó la determinanción el pasado verano de firmar por el
Everton, finalmente.
El delantero canario
rechazó al Sevilla, por no hacerle un feo a la afición malaguista,
y también al Atlético, tras conocer que no podría jugar de rojiblanco hasta enero, por la sanción impuesta por la FIFA. El dinero de los 'toffees' y el vivo interés de un
Ronald Koeman que se desplazó a España en alguna ocasión para verlo jugar en directo, hizo que Sandro se decidiese a probar en la Premier League.
Pero con el holandés comenzó jugando poco y, desde vez que fue destituido, ya no va ni convocado. El nuevo técnico del Everton, Sam Allardyce, ha sido preguntado por el asunto, al que ha respondido de manera contundente:
“No quiero aquí a nadie que no quiera estar, pero siempre
hay un precio que pagar y que el club lo acepte. No vamos a ser ingenuos y vamos a dejar marchar a gente por un valor de mercado menor al que le corresponde”.
De sus palabras se desprende que el club inglés busca más un traspaso que una cesión. En cualquier caso, el problema estaría más en la prohibitiva ficha del delantero. Según
DirectvSports,
Valencia, Málaga y Sevilla estarían dispuestos a acogerle. Eso sí, en Nervión no se moverá ficha hasta que Eduardo Berizzo no informe a Óscar Arias y José Castro sobre la conveniencia de reforzar, o no, el plantel blanquirrojo.