El
Real Madrid se proclamó ayer campeón de
Europa por
décima vez, tras imponerse al Atlético de Madrid por cuatro tantos a uno, llegando los tres últimos en la prórroga.
La
primera parte, en la que los de Ancelotti no daban con la tecla, sirvió para que un
error de Casillas permitiese a
Godín adelantar a los colchoneros
(36'). Más allá de eso, una jugada individual de Bale que un zaguero rojiblanco rebañó 'in extremis' fue la otra oportunidad de gol más clara de los primeros 45'. Además,
Diego Costa duró nueve minutos sobre el césped lisboeta, hasta que su cuerpo dijo basta.
En la
segunda parte todo cambió. A partir del 65', la entidad de La Castellana se hizo con la posesión del balón y comenzó a encerrar a los de Simeone. A pesar de que Courtois no tuvo que realizar paradas a destacar, el peligro merengue era mayor. Este cristalizó cuando los Gabi y compañía ya rozaban la 'orejona' con la yema de los dedos. En un saque de esquina,
Ramos cabeceó a las mallas el esférico para establecer el
empate y desatar la euforia entre el madridismo
(90+3').
La
prórroga, a la que los atléticos llegaron derrotados moralmente, también fue de dominio blanco. Los jugadores madridistas maduraron las jugadas hasta que, paradójicamente, fulminaron a su rival a la contra.
Di María, a trompicones, realizó una carrera de 50 metros para disparar; Courtois despejó aunque el rechazo fue cabeceado por
Bale para, ahora sí, dejar en bandeja el cetro continental
(110').
Las dos últimas dianas, con los rojiblancos totalmente abatidos por el cansancio físico, llegaron gracias a un disparo de
Marcelo (118') y un penalti provocado por
Cristiano que el propio luso anotó
(120').