Ni rastro del
Sevilla que tuvo opciones de competir por la
Liga. Equipo muerto. El fiel reflejo, ni más ni menos, de una institución que ha desviado su atención de lo relevante, en la que se habla homenajes, de pasado, de futuro, de películas que nada tienen que ver con el rabioso presente. Ese presente que te golpea de lleno, pincha globos y te pone con los pies en la tierra.
Se desinfla
Sampaoli, su amateurismo, su filosofía ofensiva y el espíritu competitivo que heredó de un equipo campeón. El Sevilla del
Camp Nou ha quedado reducido a un grupo de futbolistas reunidos en el campo en el que no se intuyen horas de meticuloso trabajo previo. Adiós a la posesión, adiós a la presión adelantada, adiós a la salida del balón, adiós a los planteamientos valientes para someter y tutear a los equipos poderosos... Encajó tres en la primera parte, como pudieron ser seis. Marcó
Luis Suárez en el minuto 25, como pudo hacerlo Messi en el 3.
El entrenador está como su equipo: descompuesto. Con la cabeza puesta en su futuro, abonando su despedida con gestos y mensajes enviados a la planta noble.
Monchi fue anunciando su despedida poco a poco: en su forma de celebrar el triunfo en el derbi, con sus lágrimas tras la eliminación en
Champions... y
Sampaoli sigue su mismo camino. Pedir un equipo para ser campeón en la previa a un partido tan trascendente, olvidándose de lo inmediato, equivale a decir que se va, porque el
Sevilla no tiene estructura ni presupuesto para dejar de vender y reinventarse cada año. Mucho menos si, como se teme, mantiene la caída libre y pierde la cuarta plaza de
Champions. El club y el técnico descentrados, y los jugadores contagiados -
Vitolo se autoexpulsó-, viendo cómo
Nasri mantiene la titularidad que no merece desde que se bajó del barco en
Leicester.
No está el
Sevilla para homenajes, y bien que lo merece
Monchi. Está para que el presidente,
Castro, empiece a poner orden y a tomar decisiones que eviten que cada cual piense en su bolsa, que coloque a todos los estamentos del club en el crudo, duro y trascendente presente.