Ni rastro del Betis de Milán

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
3 min lectura
Ni rastro del Betis de Milán
- Joaquín Adorna
Lleva razón Setién: el Betis puede perder con cualquiera, pero no puede perder sin competir y sin meterse en ningún momento en un partido al que, además, renunció en la recta final. De la grandeza de San Siro, a la dura realidad de Getafe. De bordar el fútbol, lograr la clasificación virtual en Europa en su grupo y dar una gran alegría a los suyos, a caer derrotado por tercera jornada consecutiva en Liga sacando a relucir los peores defectos del fútbol de posesión inútil.

El primer remate a puerta del Betis, un cabezazo de Loren a las manos de Soria, llegó en el minuto 73. Cuando van ya seis jornadas sin marcar en LaLiga y cuando eres el equipo que menos tantos ha logrado de la competición -tan sólo 5 en diez jornadas-, se puede extraer una conclusión: el Betis tiene un problema con el gol y, lo que es más grave, con la creación de oportunidades. En los ataques estáticos, no crea ocasiones de gol por falta de velocidad y de profundidad; y, tal vez por exigencias del estilo, renuncia a llevar los encuentros a poder correr en espacios, como pudo hacerlo ante el Milan, para sorprender a sus rivales.

Una nueva derrota en un partido que se mantuvo siempre en el guion que quiso el Getafe, que aún estuvo más cómodo con el marcador por delante y con la frescura física de un plantel que no tuvo el desgaste, como el Betis, de la Europa League. Setién hizo cambios, y en las rotaciones (Joel por Pau, Loren por Sergio León y Boudebouz por Canales) ha quedado claro que Boudebouz no termina de alcanzar el nivel que se espera de él y que no es capaz de mantener el listón de prestaciones que ofrece Canales. Y aunque mantuvo su apuesta por los dos delanteros, no le funcionó el dúo formado por Loren y Sanabria, a quien le cuesta un mundo conectarse al juego del equipo.

Se mantiene, también, el riesgo innecesario al querer sacar el balón desde atrás. Ya en el arranque perdonó Ángel un mano a mano con Joel y, rozando el absurdo, el Betis seguía regalando balones cerca de su área cuando ya Molina (partidazo del exdelantero bético que inció y finalizó la jugada del 1-0) y Foulquier (buen gol en jugada individual) habían puesto tierra de por medio en el marcador. Cayeron dos y pudo encajar alguno más. Decepción y toque de atención para un entrenador y para un plantel que deben acoplarse de manera inmediata a la exigencia de un club que no puede dormirse saboreando el histórico triunfo en Milán y que no puede caer sin competir.
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram