El Sevilla poderoso de Nervión

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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El Sevilla poderoso de Nervión
- Joaquín Adorna
Arriesgó Valderve en su descarada apuesta por la Champions va a por ella y la por la Liga; dejó a Messi en Barcelona, a Luis Suárez, Coutinho y Jordi Alba en el banquillo; y pagó cara la falta de respeto a uno de los estadios más complicados de superar de LaLiga y a un Sevilla que, al calor de los suyos, mostró la versión poderosa de equipo campeón. 
 
Ni el varapalo anímico que supuso las lesiones de Munir y Gnagnon, ni la pobre imagen ofrecida en el Bernabéu, dejaron secuelas a un grupo mentalmente muy fuerte que cumplido con creces en la primera parte de esta eliminatoria de cuartos: hizo dos goles -pudo hacer más- y, lo más importante, Soriano -a quien Machín va a dar la Copa- no encajó.
 
Desde luego, si en vez de Malcom es Messi quien tiene el mano a mano con Soriano en la primera parte, todavía con cero a cero en el marcador, estas líneas contarían una historia completamente diferente. El mejor futbolista del mundo, que además encuentra la magia cada vez que se enfrenta al Sevilla -25 goles en 28 enfrentamientos-, habría enviado el balón a la red y ya se sabe que en la Copa un tanto fuera de casa es un auténtico tesoro. 
 
Valverde decidió jugársela sin Leo y, aunque el Barça tiene fondo de armario para permitirse ese lujo y dominó en muchas fases del partido, el Sevilla logró con justicia una ventaja en la ida con la que alberga esperanzas de alcanzar las semifinales en la vuelta. Marcando un gol en el Nou Camp, tendría que encajar cuatro para no lograr el pase. Hasta el 4-2 del partido liguero, por ejemplo, le serviría para romper los pronósticos posteriores al sorteo.
Partido redondo de los de Machín. Pesan las piernas, pero tiró de casta, coraje, calidad e inteligencia para llevar la eliminatoria al terreno que más le interesaba. Malcom tuvo su opción, pero también Ben Yedder dispuso de tres ocasiones con las que pudo adelantar al Sevilla en los primeros cuarenta y cinco minutos. La primera, con tres preciosos recortes de fútbol sala y disparo desviado. La segunda la envió al pecho de Cillessen y en la tercera tuvo una volea que, si la engancha de lleno y entra, se cae el estadio.  
 
Con 0-1, un gran gol de Sarabia, Valverde recurrió a Luis Suárez -sustituyó al debutante Boateng- y a Coutinho para que acudieran al rescate. Los dos pudieron marcar, pero fue el Sevilla que encontró el premio al esfuerzo con el tanto del más listo de la clase, Ben Yedder. Tuvo opciones, incluso, para obtener un resultado más abultado en un partido en el que Promes estuvo sobresaliente. Ganó los balones aéreos, se asoció siempre y sacó de su zona y dejó en evidencia a Piqué antes de asistir en el gol de Sarabia. Gran partido del holandés y muy bueno también el de Amadou. Aunque el fraco-camerunés acusó el cansancio en la recta final del partido con pérdidas de balón, su presencia se antoja cada vez más necesaria para aportar la presencia física que le falta al centro del campo sevillista.
 
Se sobrepuso a los contratiempos el Sevilla y a un árbitro, Del Cerro Grande, que no influyó en el resultado, pero que despertó a la animadversión de la grada con pequeñas decisiones que caían siempre de lado del conjunto catalán. No pitó penalti en una jugada de VAR (posible mano de Vidal, aunque le da en el pecho); no quiso ver una clara falta a Sarabia en el borde del área; estuvo muy permisivo con ambos equipos, pero acabó mostrando la primera tarjeta amarilla del partido a Sergi; no amonestó a Piqué en una 'planchazo' a Promes -siguió la jugada- que podía interpretarse incluso como agresión; y permitió, como todos, los desplantes de Luis Suárez en la recta final del encentro. 
 
El Sevilla sigue ganando batallas -debe ganar la guerra en el Nou Camp-, da otro golpe de autoridad a otro poderoso en Nervión -ya le hizo un 3-0 al Madrid- y, aunque van cayendo heridos en el camino -Navas se suma a la plaga de lesiones-, permite a los suyos seguir soñando. Al Sevilla poderoso de Nervión nunca se le puede dar por muerto.
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