La primera jornada para los equipos sevillanos, en la que hubo dos interrupciones -una en cada tiempo- para que los jugadores se hidrataran frente al sofocante calor, dejó seco -sin puntos- a un
Betis que vivió la crueldad del fútbol en su máxima expresión; y permitió al
Sevilla 'hidratar' el pincel de
Monchi, cuyo cuadro aún tiene que recibir unas últimas pinceladas.
El guion del papel del
Betis fue escrito por el peor de los enemigos desde antes de que comenzara, con la lesión que dejó fuera de combate a
Sergio Canales. 51.497 espectadores en un estreno que no mereció tan injusto final. El ilusionante debut liguero acabó en desencanto generalizado. Se le puso todo en contra a un
Betis que quedó condenado por errores propios y por la mala fortuna, y que al menos se entregó en el campo para tener opciones de ganar hasta la recta final del encuentro.
Se puso todo cuesta arriba desde que
Joel Robles acabara expulsado en el minuto ocho, con el partido recién arrancado (Joaquín tuvo que ceder su puesto al joven debutante
Dani Martín). A la inferioridad numérica se sumó que el delantero deseado y titular,
Borja Iglesias, acabó lesionado en una acción fortuita -se lesiona él solo- y Rubi se vio obligado a dar su puesto a Loren en el descanso.
Para colmo de males, el
Valladolid se adelantó en el marcador con un golazo de
Sergi Guardiola, quien encontró facilidades para enviar con un magnífico zurdazo el balón a la red; y marcaron el 1-2 los de Sergio González cuando el Betis había logrado empatar a través de Loren (asistido sin tocar el balón por
William Carvalho).
Pese a nadar siempre a contracorriente, el equipo de
Rubi se repuso del noqueo inicial, dio la cara, mostró actitud y compromiso, y encontró en
Fekir y
Tello calidad y desborde para hacer daño a su rival. En la segunda jornada, visita al Barça con mucho por mejorar.
En el Sevilla, Lopetegui tuvo el debut soñado en un partido con dos grandes protagonistas:
Reguilón y
Nolito. El lateral zurdo fue el mejor. Gol sumándose al ataque como un delantero más y asistencia en saque de banda para que Nolito marcara el 0-2 definitivo y para cerrar el lucimiento de los dos más listos de la clase. Mérito también para el entrenador, que acertó en los cambios no obligados (tuvo que recurrir a Koundé para suplir al lesionado Diego Carlos).
En las otras dos sustituciones,
Lopetegui supo leer el partido. Premió el rendimiento de
Nolito y lo mantuvo en el campo, en vez de a Ocampos (muy perdido en su estreno), para dar entrada a Munir; y sustituyó a
Oliver Torres, también desaparecido durante toda la segunda parte, para que
Gudelj tuviera mayor presencia en el centro del campo. Que
Lopetegui diera la camiseta de titular a
Nolito y lo mantuviera todo el partido, además, da crédito y credibilidad ante su plantel a un técnico capaz de sacar provecho a un jugador que estaba más fuera que dentro.
Hubo carencias, lógicas cuando la temporada acaba de arrancar y en un equipo con siete caras nuevas (todos excepto
Vaclik,
Navas,
Carriço y
Nolito), pero también aspectos muy positivos que no se veían desde hace mucho fuera de casa. Espíritu competitivo y ambicioso; presión adelantada, incluso en los minutos finales; una notable mejoría defensiva, para dejar alEspanyol sin apenas opciones de gol; y la sensación de presenciar a un equipo bien plantado y con las ideas claras.
De los nuevos, al margen del partidazo de
Reguilón, brilló
Jordán, magníficos pases profundos, cambios de juego y, por momentos, con el don de la ubicuidad.
Diego Carlos estuvo bien en defensa, pero erró muchos cambios de orientación. Fernando mostró poderío físico y
De Jong se vació, participando con un buen remate de cabeza en el primer gol. Muchos defectos por pulir, una plantilla aún por construir (Monchi anunció “Que queda mercado!!! en Twitter), pero más fácil todo con un primer triunfo hidratante.
Joaquín Adorna