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El golf, oasis en la pandemia, reclama su sitio

El golf, oasis en la pandemia, reclama su sitio
El golf, oasis en la pandemia, reclama su sitio
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 6 min lectura

María del Mar Domínguez

Málaga, 22 nov (EFE).- Andalucía es uno de los principales destinos europeos de golf, un deporte "refugio" durante la pandemia porque se practica al aire libre y sin contacto físico, que reivindica su peso en la industria turística y una fiscalidad acorde, como palanca para la recuperación por su efecto multiplicador en la economía.


Con 104 campos -el 70 por ciento de ellos en la franja de Málaga y Cádiz conocida como la Costa del Golf-, la comunidad andaluza tradicionalmente ha sido un oasis durante el otoño e invierno europeo para los golfistas de otros países, que este año se han topado con restricciones a los movimientos debido a la covid-19.


La pérdida de la mayoría de estos turistas ha supuesto un desplome en otoño (temporada alta) del 60 por ciento en los ingresos de los campos respecto a 2019, ha explicado a Efe el presidente del comité comercial de la Real Federación Andaluza de Golf, Carlos Pitarch.


MÁS LICENCIAS PERO MENOS INGRESOS


Los ingresos descienden pese al "efecto" positivo que, como "deporte seguro", ha tenido la pandemia en las licencias, que han aumentado un 2 por ciento impulsadas por la subida de las infantiles. "Hay padres que no se atreven a apuntar a sus hijos en actividades como el baloncesto, pero sí en el golf", que es individual, ha apuntado.


Pese al nuevo público local, los campos acusan la falta del turista vacacional, el que juega al golf durante unos días en sus vacaciones, que es "el que genera más volumen de ingresos", de forma que aquellos que dependen más de este cliente ocasional que de los residentes sufren en mayor medida el impacto de la covid-19.


Pitarch, que dirige el campo Lauro Golf, situado en Alhaurín de la Torre (Málaga), lo resume en que un abonado paga una media de 2.000 euros al año y si juega un promedio de 80 partidas le sale a 25 euros cada una, mientras que un turista puede pagar de 55 a 120 euros por jugar una.


¿COMPENSA ESTAR ABIERTO?


Ante esta situación excepcional, cabe preguntarse si les compensa estar abiertos, y Pitarch es tajante: "No nos queda más remedio: los campos de golf son seres vivos que hay que cuidar juegue gente o no", lo que implica un "esfuerzo titánico" cuando caen los ingresos.


Está convencido de que la salida de la crisis va a estar relacionada con la calidad y seguridad de la oferta y de que el sector del golf puede ser un "gran apoyo para la recuperación" económica por su efecto "multiplicador".


Un reciente estudio apunta a los campos de golf andaluces facturan 216 millones de euros al año y que generan un impacto directo de otros 2.060 millones en otros ámbitos como el alojamiento, transporte, restauración u ocio.


Como "catalizadores" de la actividad económica, los campos de golf pueden ser una palanca en la recuperación, aunque necesitan de "las herramientas fiscales adecuadas" como la aplicación de un IVA reducido (es del 21%), una bonificación en el IBI y un CNAE (Clasificación Nacional de Actividades Económicas) propio del sector turístico, ha reivindicado.


"El error consiste en considerar que los campos de golf son meras instalaciones deportivas, cuando la práctica totalidad es turismo", ha señalado Pitarch, que incide en que el IVA actúa como un arancel en la elección del destino y puede tener un "efecto disuasorio" para contratar las vacaciones en España.


SIN RESTRICCIONES HAY DEMANDA


La vinculación entre el turismo y el golf es bien conocida por Sean Corte-Real, director de La Cala Golf, un complejo de tres campos y un hotel ubicado en la localidad malagueña de Mijas cuya clientela procede fundamentalmente de Reino Unido, Alemania o Suecia, que reconoce que con las restricciones a la movilidad "se torna muy complicado" el negocio.


En verano el hotel llegó a alcanzar el 80 por ciento de ocupación pero las medidas adoptadas por los distintos países han ido reduciendo este promedio hasta el 15 por ciento en noviembre, que "normalmente es un buen mes" en el golf, lo que ha llevado esta semana a cerrar temporalmente el alojamiento, aunque los campos siguen abiertos para los socios.


Entre confinamientos y cuarentenas, la esperanza reside en que sigue habiendo demanda de turismo de golf en la Costa del Sol porque "en el momento en que hay un poco de movimiento y las personas pueden viajar, vienen rápido", ha manifestado. EFE


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(foto) (vídeo)

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