Messi, cubierto de oro

Messi, cubierto de oro
Messi, cubierto de oro - Luis Miguel Pascual
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La leyenda de Leo Messi tiene un nuevo ladrillo, el séptimo Balón de Oro de sus vitrinas plagadas de trofeos, pero donde las recompensas individuales tienen un enorme peso, síntoma de que el argentino ha escrito su historia con letras de oro.

Se trata del primer trofeo que logra sin la camiseta del Barcelona, aunque buena parte de los servicios que le han valido el galardón fueron conseguidos cuando todavía defendía los intereses blaugranas, antes de verse obligado a abandonar el club de su vida con destino a París.


Siete Balones de Oro son el síntoma de que, al menos, Lionel Andrés Messi es el mejor jugador de la era del fútbol global, porque hasta hace un puñado de años las reglas de France Football impedían a genios como Pelé o Diego Maradona sumarse a la fiesta.


Toda comparación es peligrosa, pero Messi ha aprovechado de maravilla sus condiciones desde su eclosión en 2007, cuando fue tercero por detrás del brasileño Kaká y del portugués Cristiano Ronaldo.


Desde entonces, solo en 2018 ha faltado en el podio del Balón de Oro, nunca por debajo del segundo puesto, en un duelo épico con Ronaldo, a quien ha acabado por poner a distancia de dos recompensas.


Ahora, Messi solo puede mirar a su propia leyenda, sabedor de que su mejores años están por detrás, pero siempre con la regularidad que le sitúa candidato a los mejores.


Su séptimo triunfo se asienta en el que, hasta ahora, había sido su pilar más débil, la selección, que en esta ocasión le dio el triunfo más prestigioso, la primera Copa América albiceleste en 28 años, que le permitió distanciarle de sus rivales por el premio individual.


Messi acumula 14 grandes premios individuales. De los siete Balones de Oro cuatro fueron compartidos con el de mejor jugador de la FIFA, cuando el premio se unió. En 2009 se alzó con ambos y, a ellos, suma seis Botas de Oro (2010, 2012, 2013, 2017, 2018 y 2019).


Además, ha sido el máximo goleador de la Liga de Campeones en cinco ocasiones (2009, 2010, 2011, 2012 y 2015) y de la liga española en ocho (2010, 2012, 2013, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2021).


Una lista a la que se suman cuatro Ligas de Campeones (2006, 2009, 2011 y 2015), diez ligas españolas (2005, 2006, 2009, 2010, 2011, 2013, 2015, 2016, 2018 y 2019), siete Copas del Rey (2009, 2012, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2021), tres Mundiales de clubes (2009, 2011 y 2015), tres Supercopas de Europa (2009, 2011 y 2015), siete Supercopas de España (2006, 2009, 2010, 2011, 2013, 2016 y 2018), el Mundial sub-20 de 2005 y los Juegos Olímpicos de 2008.


COPA AMÉRICA


Entre las espinas de su carrera, la final del Mundial de 2014 que Argentina perdió contra Alemania, el que habría sido su consagración con la albiceleste, de la que se consoló un poco al ganar este año la Copa América tras haber perdido tres finales (2007, 2015 y 2016).


Sus números son impresionantes y contribuyen a elevarlo al escalón más alto fútbol, capaz de desviar todas las miradas hacia donde se gire su figura.


El séptimo Balón de Oro llega en una temporada que empezó a contrapelo, tras verse obligado a seguir en el Barça pese a que hizo todo para dejar el club, enfadado con la dirección, y que acabó también en oposición de sus deseos, forzado a marcharse cuando estaba convencido de acabar su carrera en el club de su vida.


Por vez primera Messi logró un premio lejos del club al que llegó con 13 años para seguir un tratamiento hormonal y donde levantó una leyenda, máximo goleador histórico de la liga, del Barcelona, de Argentina y de cualquier otra selección sudamericana y segundo máximo anotador de la Liga de Campeones.


Récord de goles en un año, en una temporada en Europa, del número de asistencias, Messi firma unos datos estratosféricos, perfectamente adaptados a un premio como el Balón de Oro, que escudriña el talento individual en un deporte colectivo.


Nacido en Rosario el 24 de junio de 1987, formado en su ciudad natal, fue en Barcelona donde brilló, primero en las categorías inferiores, a partir de 2000, hasta que en 2003 empezó a jugar con los mayores de la mano de Frank Rijkaard, para acabar imponiéndose como el icono del club.


Desde este verano, la leyenda sigue escribiéndose en París. Ambicioso, Messi persigue poner otros pocos ladrillos que refuercen el brillo de su talento.


 

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