Parecía un apagafuegos, un recambio coyuntural para el banquillo a la espera de que llegara un entrenador de más nombre, de más experiencia. Pero la
Real Sociedad ha confiado su proyecto más ambicioso de los últimos años a un hombre de la casa,
Imanol Alguacil, que aseguraba la confianza en la cantera por su paso por el filial. Necesitan para equilibrar en tierras donostiarras esa mirada a su esencia, después de que olvidaran hace años la tradición autóctona que sí respeta todavía su eterno rival vizcaíno.
El
1-4-3-3 se abre paso como el sistema preferido en blanquiazul, con las variantes del 1-4-2-3-1 y el 1-4-4-2 en fase defensiva, donde
Mikel Merino se acerca al pivote (podría ser
Guevara en ausencia de
Zubeldia, que podría actuar de central por el sancionado Llorente) y
Oyarzabal o
Portu cierran por el perfil izquierdo para ayudar en la resta.
En construcción, el cuadro 'txuri-urdin' no abusa, aunque se decanta, por adelantar su defensa, ágil en el repliegue cuando
Elustondo y
Llorente son los centrales. A los laterales, especialmente ahora con
Monreal, les cuesta algo más proyectarse y volver, pero son rocosos y eficientes.
Además, hay interiores y extremos para cubrir los costados en ataque, donde
Oyarzabal y
Portu percuten de fuera a dentro, con
Willian José como referencia, bajando balones y generando segundas jugadas para un bloque dinámico a las órdenes de
Merino y, sobre todo, Odegaard.