Marta se instaló en el centro del grupo, al ritmo que marcó la etíope Gudaf Tsegay, y a tres vueltas del final se colocó tercera, el último puesto de clasificación directa.
Cuando Tsegay se fue sola por delante, a 600 del final, por detrás quedaron cinco para jugarse las otras dos plazas. Al toque de campana Marta estaba quinta, sufriendo, pero no se vino abajo. Su quinto puesto, con 4:10.09, le bastó para meterse por repesca en la pelea por las medallas el sábado.
"Me ha costado muchísimo el último 300. Yo pensaba que iba bien, a un ritmo al que podía ir y antes del último 400 pensaba que podía pasar por puestos, que era mi intención. Quería adelantar a la japonesa, pero en el último 200 me fallaron las piernas. La serie ha sido dura, sabía que podía pasar, que no me metiera en la final. Mi cabeza lo tenía asumido y no pasa nada. Ahora quiero recuperarme y a las 20.30 aquí estoy otra vez (para la final directa de 3.000)", declaró.