Después de perder la temporada pasada tres títulos en dos semanas fatídicas, el
Benfica regresa este año a la final de la
Europa League tras una campaña de ensueño con la que pretende desquitarse.
Erigido ya en campeón de
Liga, a falta aún de dos partidos, y finalista de la
Copa de Portugal y la
Copa de la Liga, los lisboetas aspiran ahora a cuatro títulos convertidos en un conjunto menos espectacular pero más sólido y fiable, capaz de desplegar buen fútbol y sufrir al mismo tiempo. El 0-0 arrancado ante una
Juventus claramente favorita fue un fiel reflejo de lo que son ahora los ´encarnados´, capaces de aguantar el marcador con diez durante 25 minutos por la expulsión de
Enzo Pérez.En Lisboa se confía ahora en superar ante el
Sevilla la maldición que le persigue desde hace 52 años, cuando el húngaro
Béla Guttman, su entrenador, pronunció las palabras fatídicas antes de dejar el cargo:
"El Benfica no volverá a ser campeón europeo sin mí. Me voy".Antes,
Guttman había conquistado dos
Copas de Europa para las ´águilas´ en 1961 y 1962, pero se marchó por
desavenencias económicas, al no pagarle el club la prima prometida por el título. Desde entonces, el club lisboeta acumula
siete finales europeas perdidas, pese al desesperado e inútil intento de conjurar esa maldición llevado a cabo en 1988. Los benfiquistas se medían al
PSV en Viena en la final de la Copa de Europa.
Y en la previa de la final, aprovechando que ésta se disputaba en la ciudad donde se encontraba enterrado
Guttman, fallecido en 1981, una delegación del club comandada por
Eusebio llevó flores a su tumba. Luego perderían su sexta final seguida. Y aún hubo una séptima el pasado curso. ¿Continuará la maldición?