Análisis del rival del Sevilla

Al Girona se le ha hecho la temporada eterna

Al Girona se le ha hecho la temporada eterna
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 4 min lectura
Seis derrotas consecutivas condenan al Girona a pelear por la salvación en esta recta final, consecuencia lógica de la irregularidad de un equipo que no ha terminado nunca de encontrar su identidad en la primera temporada post Machín. Ratificado pese a la pésima racha -la fe de Quique Cárcel en el preparador vallisoletano, que ha superado crisis parecidas hasta la fecha, parece incorruptible-, Eusebio Sacristán trató de prolongar la trayectoria de su antecesor calcando el esquema (1-3-4-2-1), pero añadiendo trazos del estilo con el que más se identifica: posesión, elaboración, presión tras pérdida y salida desde atrás.

Como le ocurriera en San Sebastián, el bajón de algunas piezas claves en la campaña del estreno en la elite (Portu, Juanpe), la ausencia de jugadores para desarrollar ese estilo y las lesiones, especialmente dañinas por fuera, lastraron a un equipo desequilibrado cuando el rival robaba y le contragolpeaba.

Los continuos cambios de sistema (al 1-4-3-3, sobre todo, pero también al 1-4-2-3-1 o el 1-4-3-1-2) han terminado por volver locos a los futbolistas rojiblancos, que también recelan de ciertas rotaciones sin demasiado sentido que frenaron la progresión de 'perlas' como Valery, Pedro Porro o Roberts. Por la continuidad de muchos de la 'era Machín', el Girona parece más cómodo con tres atrás, Portu y Borja García escoltando a Stuani, velocidad por fuera y músculo en el eje.

El crack: Stuani
Su extraordinaria racha anotadora en la primera vuelta (12 goles) disparó las expectativas de un Girona que llegó a soñar con Europa, pero que se verá inmerso hasta el final en la lucha por la permanencia. El uruguayo, que está viviendo una segunda juventud en Montilivi, ha reducido a la mitad su aportación en la segunda mitad del curso,   lo que no es óbice para calificarlo de sobresaliente. Poderosísimo por alto, baja muchos balones y, directa o indirectamente, facilita las segundas jugadas. Potente cambio de ritmo y fuerte carácter.

Bono: Más luces
Alguna sombra, sobre todo tras las lesiones, no opaca su gran año. Fiable y con un  gran mano a mano.

Juanpe: Una torre
Expeditivo al cruce, tira de anticipación para corregir su falta de velocidad. Por arriba lo gana casi todo.

Bernardo: Liderazgo
Prefiere ser el libre  de una zaga de tres. Poderío aéreo en ambas áreas, jerarquía y personalidad.

Muniesa: Pegajoso
Como lateral y en defensa de cuatro muestra más carencias. Con salida, es bueno en la marca.

Pedro Porro: El gran salto
Carrilero a la antigua usanza, que se impone por potencia y cambio de ritmo, pero conjugados con clase.

Pere Pons: Correcaminos
Pivote incansable  que aprieta la salida del rival hasta la extenuación y no se complica con el balón.

Granell: El motor
Generador de juego y lanzador de casi todas las acciones a balón parado, su zurda hace estragos.

Raúl García: Aire fresco
Sin sitio en Leganés, las lesiones le abrieron las puertas de la titularidad en Girona. Completo y profundo.

Borja García: Visión periférica
Con gran control de la situación entre líneas, asiste y hace daño con su disparo de media distancia.

Portu: Un listón altísimo
Imposible repetir una temporada como la anterior (11+6), pero ha despertado. Percute y llega desde atrás.
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