No hubo margen para la sorpresa en un
derbi que perpetuó las dinámicas de unos y otros, reincidentes tanto en las
virtudes como en los
defectos que vienen exhibiendo desde que arrancó la temporada.
Mientras que el
Sevilla, tan solvente como efectivo, fue incapaz de cerrar un encuentro en el que se puso hasta en dos ocasiones por delante, y reculó tras el 1-2 de forma inexplicable, el
Betis pagó demasiado cara su incorregible -pese al cambio de sistema- fragilidad defensiva y ni siquiera su arranque de amor propio tras el 1-2 evitó una derrota tan merecida -por su inconsistencia- como excesiva.
Mantuvo
Rubi la fórmula que le funcionó en las dos últimas jornadas y sorprendió
Lopetegui dejando sentado a
Munir en beneficio de
Nolito, posiblemente por su afán de hacer daño a la espalda de los ofensivos carrileros béticos. El Betis, de arranque, puso la intención -probablemente sólo eso- buscando controlar el balón sacándolo desde atrás, pero el Sevilla, más
eléctrico, imprimía una marcha más en los últimos metros y sacaba réditos de la evidente endeblez verdiblanca. Prueba de ello fue el gol de
Ocampos a los 13 minutos.
El Sevilla, sin necesidad de tener el balón, controlaba un partido al que el Betis -salvo por el disparo de
Fekir en el 20'- no llegó hasta los instantes finales de la primera mitad. Pero los de Lopetegui acusaron su sempiterna incapacidad para cerrar los partidos y se fue al vestuario con las
tablas en el marcador. Se llegaba al descanso con un empate merced a la reincidencia de unos y otros.
Se desajustó el
Sevilla en la reanudación momentáneamente, pero
Banega encontró una autopista en la zaga para colocarle un balón a
De Jong, libre de marca, con el que el holandés volvió a adelantar al Sevilla, que no tardó en dar un paso atrás nuevamente.
Lo aprovechó
Rubi pasando a defensa de cuatro y encomendándose a la verticalidad de
Joaquín y
Tello. La revolución cogió desconcertado al Sevilla, que acabó encerrado en su campo y al que
Vaclik y el palo, primero, y un Betis insuficiente, después, salvaron del
empate.
Primera parte: empate por defectosEl Betis, que encajó primero -como casi siempre que comparece en su estadio esta temporada-, volvió a acusar su
inconsistencia defensiva y no apareció hasta el tramo final del primer acto, en el que el Sevilla, que controlaba sin alardes, pagó cara su incapacidad para cerrar los partidos y encajó el gol de
Loren.
Segunda parte: revolución inconclusaTras el 1-2,
Rubi puso toda la carne en el asador, sentó a
Feddal, Bartra y Guardado por Joaquín, Tello y
Borja Iglesias, para pasar a una suerte de 1-4-4-2 ultraofensivo buscando el empate. El Sevilla, en cambio, se limitó a defender un marcador demasiado corto y, al margen del gol, apenas exigió a
Joel.