La sequía como factor común de la ecuación

Para enaltecer la grandeza del fútbol gusta vender el manido tópico de que sobre el césped todo puede pasar y se utilizan como ejemplo proezas que escapan de la lógica. Pero en realidad, en el Deporte Rey casi nada se produce fruto de la casualidad y habitualmente se cumple un patrón en base a las estadísticas y al potencial, residiendo su esencia en que tampoco se trata de una operación matemática y que, de vez en cuando, se salta el guion. En este sentido, no era difícil de predecir que el primer derbi de la temporada no se caracterizaría por la pólvora de los equipos pues los números de Betis y Sevilla apuntaban al resultado que se dio, un empate a cero.

Y nada hace presagiar que en el partido de ida de los octavos de Copa se avanzará en otra dirección, ya que en el poco tiempo transcurrido desde la cita en Heliópolis los dos contendientes no han ofrecido síntomas de mejoría en sus preocupantes sequías, el Betis como local, y el Sevilla lejos del Sánchez Pizjuán. No en vano, el heliopolitano es el equipo menos realizador en su campo, con un pésimo bagaje de sólo seis tantos a favor en nueve encuentros, uno menos que el colista Levante. En total se ha quedado sin anotar en tres envites, si bien el problema reside en que en ningún duelo liguero ha superado la barrera de un acierto, lo que sí logró en la Copa con un 2-0 ante el Sporting. Además, esta falta de gol se extiende a nivel global, porque tampoco a domicilio se ha mostrado muy acertado, con siete, si bien ha maximizado el valor de cada una de sus dianas como reflejan sus 14 puntos fuera por los seis en La Palmera.

Igual de desoladores resultan los guarismos realizadores del Sevilla lejos de su feudo, ya que los de Emery, con cinco dianas en su haber, sólo superan en este apartado al Málaga, con tres, y presentan las mismas cifras que equipos de la zona baja como Getafe y Levante. El Sevilla ha regresado sin mojar en cuatro ocasiones y, al igual que el Betis como local, en ningún desplazamiento ha marcado más de un tanto sin contar la Copa, donde le endosó tres al Logroñés. Un lastre, que, junto a otras deficiencias, le ha condenado a una vuelta entera en Liga sin conocer la victoria sin el aliento de Nervión.

Dos dinámicas tan negativas como paralelas en el ámbito goleador que parecen vaticinar el resultado más repetido en los derbis ligueros disputados en La Palmera, el cero a cero.