Los de Poyet reciben al Málaga

No hay tiempo para lamerse las heridas

No hay tiempo para lamerse las heridas
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 3 min lectura
Es un alivio. Sin duda. Por mucho que las apreturas de este calendario inmisericorde e ilógico esconda un nuevo parón a la vuelta de la esquina tras sólo siete jornadas. Aparecen las bajas, quizás demasiado pronto, aunque ahí es donde se demuestra la profundidad y la entidad de las plantillas. Lo importante después de una derrota, especialmente de ésas que escuecen, es jugar lo más pronto posible. Es una máxima que repiten hasta la saciedad los profesionales. Obviamente, lo que comenzó a torcerse en el encuentro anterior puede empeorar, si bien los que entienden de esto valoran la oportunidad de redimirte. Mejor ocupar el tiempo tratando de solucionarlo, de pasar página, que comerte la cabeza o lamerte las heridas. Es lo que ansían en Heliópolis: apagar con fútbol, goles y puntos los rescoldos aún candentes del derbi. Y, por pedir, ´reconciliarse´ con el colectivo arbitral, una parte (guste o no) de este negocio.

Poyet, que dejó en el aire la participación de Durmisi (a quien el propio club, a instancias de los servicios médicos, descartaba junto a Mandi), tenía pensado en la víspera dar descanso al danés, hospitalizado por unas cefaleas derivadas de un virus estomacal la noche del duelo en el Sánchez Pizjuán. Tampoco trabajó ayer el ex del Brondby, por lo que lo razonable, una vez restablecido además Álex Martínez de sus molestias en el hombro, sería reservar al teórico lateral zurdo titular para la visita del próximo viernes a San Sebastián. A esa cita podría llegar también Mandi, con un problema en los adductores que no se desea agravar.

Más complicado resulta especular sobre la evolución de Sanabria y Jonas Martin. En teoría, el tratamiento conservador para la pubalgia del paraguayo tendría que haberle devuelto ya a la actividad competitiva, mientras que la rotura parcial del ligamento deltoideo del tobillo izquierdo que sufre el mediocampista francés se acerca al final del plazo diagnosticado, por lo que, de no ser ante la Real, se le verá posiblemente tras el parón.

El que va a forzar esta noche, salvo sorpresa mayúscula, es Rubén Castro. La molestia que arrastra en el cuádriceps izquierdo no preocupa en exceso. De hecho, la sesión de gimnasio y fisioterapia de ayer resultó satisfactoria para todos, incluido el propio delantero canario, que se siente con fuerzas y ganas para buscar el ansiado triunfo en casa que, de paso, ayude a restañar heridas y a retomar la buena senda. Indicios ante Valencia y Granada los hubo. Como errores, despistes y desaplicaciones. Hay margen de maniobra para corregirlos. Y Poyet, por lo ensayado este jueves a puerta cerrada, lo buscará con alguna rotación más que las obligadas. Ceballos y Musonda, los candidatos.
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