La historia de Juan Marino: "El Betis me lo ha dado todo"

Este aficionado del Real Betis sufre una extraña enfermedad que apenas le permite ver, lo cual supone un problema para disfrutar de los partidos del equipo que está en su corazón; a pesar de ello, es el primero en entrar al estadio y no se pierde un sólo duelo del club bético

La historia de Juan Marino: "El Betis me lo ha dado todo"
Juan Marino, aficionado del Betis, sufre una rara enfermedad en la vista. - @DAZN_ES
Antonio RamosAntonio Ramos4 min lectura

El fútbol es para muchos una vía para evadirse de los problemas de la vida, aunque hay algunos que acompañan en todo momento hasta el punto que suponen una dificultad para disfrutar de tu equipo favorito. Esto no le ocurre a Juan Marino, quien a pesar de la enfermedad que sufre, una neuropatía óptica hereditaria de Leber, saborea cada momento de su Real Betis. Y es que el caso de Juan Marino es una historia muy bonita, de superación, y de amor por el fútbol y por el Real Betis.

Rafael Escrig, a través de su programa Dorsal Doce en DAZN, ha dado a conocer la historia de este joven sevillano que sufre desde hace dos años una neuropatía óptica hereditaria de Leber que apenas le deja ver. Esto le supone un problema para ver su gran pasión, el Real Betis Balompié. “Tengo atrofiado el nervio óptico y no me permite ver. Veo demasiado borroso y no veo con claridad las cosas”.

Pese a ello, es el primero en entrar cada día al Benito Villamarín y cantar a todo pulmón el himno del Betis con toda la indumentaria verdiblanca: camiseta, bufanda, pulsera, reloj y hasta pendiente. “El Betis me lo ha dado todo. Ha sido mi refugio en los malos momentos y en los buenos siempre he estado con él. Es lo que me da fuerza y lo que me da ánimos. Es mi fuerza para seguir cada día”, ha reconocido Juan Marino.

Desde su asiento, justo detrás del banquillo de Manuel Pellegrini, apenas ve una mancha verde enorme y borrosa. No distingue donde está el juego ni lo que sucede en cada minuto. No ve nada de lo que pasa en el partido, pero se lo cuenta Francisco Javier, su mejor amigo, quien se ha convertido en sus ojos tanto dentro como fuera del estadio: “Yo no tenía carné del Betis, pero sabía de su locura y no dudé en sacármelo para acompañarle”. Aun así, contra todo pronóstico médico, Juan Marino sigue confiando en recuperar la visión: “Miro al frente y me cuesta ver. Empecé con el ojo izquierdo, se fue al derecho y ya todo se fue. Tengo recuerdos en mis pupilas y en mi corazón, sigo soñando por algún día volver a verlo”.

Manquepierda y manquecaiga

Juan Marino ha hecho suyos los cánticos de apoyo al Betis y ha convertido su cuarto en un tifo de mensajes alentadores de la grada del Benito Villamarín como ‘Manquepierda y manquecaiga’, ‘Un guerrero no cesa en su lucha’ o ‘Nunca me rindo’ para levantarse en los días más duros mentalmente: “Un día en el que los ánimos flaqueaban, entré en mi habitación y me puse a escribir estos mensajes”.

Su padre Juan reconoce bajo lágrimas que antes eran la familia más feliz del mundo, riendo todo el tiempo, pero que la enfermedad que parece su hijo les ha cambiado todo. Para Juan, ir cada domingo al Benito Villamarín es lo único que le consuela: “El Betis es lo que me saca el mal de la cabeza. Las dos o tres horas que estamos aquí en lo que yo considero mi casa es lo único que me evade”.

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