Sergio León: una celebración, tres dedicatorias

Sergio León: una celebración, tres dedicatorias
Las celebraciones del delantero del Betis. - Aitor Torvisco
Aitor TorviscoAitor Torvisco 4 min lectura
Sergio León era en la noche del viernes un volcán en plena ebullición, con una intensísima carga emocional en su interior que erupcionó al filo de la primera media hora del partido contra el Celta, justo cuando el vuelo de un balón colgado con mimo por Guardado perdía altura y aterrizaba justo en la cabeza del delantero cordobés, que sólo tuvo que empujarla a la red para hacer el momentáneo gol del empate. Remató con la testa, pero el gol lo metió con el alma.

Lo que pasó a partir de ahí, al margen del despertar de un Betis herido, fue toda una explosión de sentimientos. Una rabiosa celebración que resumía en sólo unos segundos toda la vida del '7' verdiblanco, que había soñado desde niño con ese momento: su debut con el Betis en un partido de Primera división en el Benito Villamarín y, además, con su primer gol como bético.

Fue una celebración con tres dedicatorias y a cada cuál más sentida. Lo primero que hizo Sergio León al batir al celtiña Sergio Álvarez fue señalarse el escudo de las trece barras, se lo llevó a la boca y lo besó de cara a la enfervorecida grada. Gritó con todas sus fuerzas, apretó todos los músculos del cuerpo, descargó toda la tensión que había acumulado y, con los ojos vidriosos y los pelos de punta, dirigió la mirada hacia la zona en la que estaba su gente, ese vital punto de apoyo cuando el viento soplaba en su contra. A ellos, a sus familiares y amigos, señaló y dedicó una sonrísa antes de tragar saliva y alzar el dedo índice de ambas manos a lo más alto del cielo sevillano, a la tribuna de honor desde la que le veía su padre, una persona con la que siempre va a estar en deuda. Para él fue su primer tanto con el equipo heliopolitano y lo serán todos.

"Cuando me fui del Betis, mi objetivo era progresar lo más rápido posible, crecer y cumplir la promesa de jugar en Primera que le hice a mi padre antes de que falleciera. Mi padre se tragó muchos kilómetros desde Palma del Río a Sevilla. Su sueño era verme debutar con el Betis y me vio, pero en Segunda. Me quedé con la espinita de que me viera debutar en Primera. La noche antes de irme a Reus, le dije 'Papá, te prometo que algún día jugaré en Primera´. Fue mi despedida. Falleció justo antes de mi primer partido con el Reus", relató Sergio León en una entrevista para los medios del club poco después de su regreso a La Palmera.

En otra charla con ESTADIO, León explicó que el hecho de estrenarse en Primera con 27 años le hace pensar que cada partido que juega es el último y eso le hace darlo todo y vivirlo con esa intensidad.

Si no pierde ese amor propio y sigue luchando con tanto ahínco por cada balón, va a levantar los dedos al cielo muchas más de esas 15 veces que se puesto como objetivo para esta 17/18. Hambre, como decía la portada de ED, le sobra.
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