Alejandro Sáez4 min lecturaDicen que los de Bilbao nacen donde quieren, y no les falta razón. Buena prueba de ello, el escudo del Athletic Club que hay escondido en la comunidad de Extremadura. Más concretamente, en la ciudad cacereña de Trujillo, con algo menos de 9.000 habitantes.
Conocida por su patrimonio y por disfrutar de ilustres como el conquistador Francisco Pizarro, hay otros vecinos ilustres de la población que han pasado a la historia por su labor. Ese es el caso del cantero Antonio Serván 'El Rana', quien no descubrió el Perú, pero sí elevó a los cielos extremeños el escudo de su equipo de fútbol: el Athletic Club.
No tuvo otra ocurrencia 'El Rana' que esculpir el escudo del Athletic en uno de los 52 capiteles de la Torre Julia, el campanario de la iglesia románica de Santa María la Mayor de Trujillo. Algo que en 1972 llevó a la localidad cacereña a los diarios de la época y a estar Trujillo en boca de todos; hasta del consejo de ministros de Franco, que lo llevó a debate. El escudo del Athletic Club de Bilbao se ha convertido en santo y seña de la ciudad trujillana, incluyéndolo los guías turísticos en su repertorio.
Nos remontamos hasta 1971 cuando la Dirección General e Bellas Artes decidió reconstruir los dos cuerpos superiores de la torre románica, demolidos por el Ayuntamiento de Trujillo un siglo antes debido a su mal estado. La torre había quedado fuertemente dañada por los terremotos de Lisboa y desde el consistorio decidieron cortar por lo sano para evitar males mayores. La idea era reconstruir el aspecto origianl de la torre, replicándola desde cero y siguiendo el mismo modo que se hacía en el románico. Por eso, era tarea del maestro cantero diseñar los 52 capiteles de la torre sin que ningún motivo decorativo estuviera repetido.
Y de ahí viene el famoso escudo del 'Atlético de Bilbao', nombre oficial del Athletic Club en tiempos de Franco. La insignia estaba escrita en un bloque de 200 kilos de piedra barroqueña que, seis meses después, desató la polémica en la ciudad de Trujillo. La división de opiniones llegó desde Extremadura a Madrid, y hasta al Gobierno. Tanto, que el director general de Bellas Artes se acabó desplazando hasta Trujillo ante la preocupación del consejo de ministros. Finalmente, la explicación de los autores le convenció y el escudo se quedó hasta nuestros días.
El Rana, por aquel entonces, llegó a temer incluso con la cárcel, aunque su preocupación desapareció cuando su labor le llevó hasta la fama. Incluso el Athletic Club le llevó a San Mamés, alojándolo durante varios días en un hotel. Le hicieron socio del club y llegó hasta a realizar un saque de honor. Un momento en el que llegó a conocer a Iribar, su ídolo. Toda una hazaña para El Rana, un cantero de Trujillo que años después acabaría muriendo en 1982 sin saber que su legado pasaría a la historia.
En los sesenta, los niños españoles solían ser de dos equipos, del Real Madrid o del Athletic. Y en época del Rana, se contaban por centenares los aficionados del conjunto bilbaíno. Hoy día tan sólo se cuentan por varias decenas en Trujillo, aunque nadie les quitará ya su escudo del 'Atlético de Bilbao' en lo más alto del cielo trujillano.