Rafael Nadal regresa a Roland Garros por la puerta grande para conquistar en la tierra batida de París su octavo triunfo y agrandar así su leyenda en el Grand Slam después de superar la lesión de rodilla que le obligó a apartarse de las pistas durante siete meses. Su espectacular recuperación y el elevado nivel mostrado desde su vuelta en febrero pasado en el torneo de Viña del Mar, su reputación sobre el polvo de arcilla y su ascendente natural en Roland Garros, le convierten, de nuevo, en el favorito, por delante del serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, y del suizo Roger Federer, número tres.
Desde su retorno a las canchas, el mallorquín ha ganado tres Masters 1.000 (Indian Wells, Madrid y Roma) y tres torneos de menor entidad (Sao Paulo, Acapulco y Barcelona) jugando dos finales, lo que le convierte en el tenista más temido del momento. Y eso pese a que Nadal afrontará el torneo como cuarto tenista del mundo y tercer cabeza de serie, su peor clasificación al inicio de la quincena parisiense desde que en 2005 alzó su primera Copa de los Mosqueteros.
Tanto Roger Federer como Novak Djokovicserán de nuevo sus principales rivales para lograr arrebatarle su Grand Slam, junto con su propio estado físico y de forma, que conserva todavía algún foco de inquietud, resquicio de la larga lesión de rodilla que comenzó en Wimbledon el año pasado, su última comparecencia en un Grand Slam.
Por otra parte, París no podrá ver a la segunda raqueta del momento, el británico Andy Murray, baja por lesión, ni al argentino Juan Martín del Potro, séptimo jugador del momento, por motivos similares. Minetras que David Ferrer, quinto del mundo y semifinalista de la pasada edición, vuelve a uno de sus torneos favoritos tras haber levantado este año las copas de Auckland y Buenos Aires.
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