El azar ha vuelto a otorgar una preciada oportunidad a
Sergio Rico. Ha quedado claro que
Beto sigue siendo el meta titular para
Emery. Pero la lesión del portugués, otra más, concede al canterano una nueva ocasión para seguir haciendo méritos.
Un año y un día después de su debut con el primer equipo ante el Getafe por las bajas del luso y de Barbosa, el 14 de septiembre de 2014, el de Montequinto cumplió un nuevo sueño con el equipo de toda su vida este pasado martes, saltando al
Pizjuán a los sones del himno de la
Champions y dejando su meta a cero. No es que el Gladbach le pusiera en demasiados apuros, ya que al contrario que el curso pasado, cuando firmó uno de sus mejores partidos ante el conjunto alemán, apenas tuvo que intervenir, pero nadie se acordó del eterno debate que persigue a la portería sevillista. Sin duda, una buena noticia.
Ahora, el joven cancerbero tiene por delante entre cuatro y seis semanas, el tiempo estimado de baja de Beto, para convencer a Emery y seguir ganando peso en un equipo con el que ya acumula 38 encuentros oficiales, entre ellos toda una final europea, en los que ha recibido 40 tantos, quedando imbatido en 14 ocasiones.
Una proyección que incluso le ha servido para entrar, a sus 22 años, en los planes de Del Bosque en las dos últimas convocatorias de la ‘Roja’. Y es que, si echa la mirada atrás, el canterano nervionense sentirá a buen seguro escalofríos al comprobar cómo le ha cambiado la vida en sólo un año.
Pero no se detiene ahí. Celta, Las Palmas, Rayo, Barcelona y Juventus son sus próximos retos. Su objetivo, que Unai le otorgue la confianza de la que no ha gozado en este comienzo de temporada, la misma que le retiró el pasado curso en San Petersburgo o a la hora de la verdad en la Copa del Rey, en la vuelta de cuartos frente al Espanyol.