Sevilla F.C.-Celta

En la exigencia no caben los lamentos

Sin laterales zurdos y con siete bajas, los de Emery necesitan reafirmar la mejoría exhibida en Champions para arrancar ya en Liga

En la exigencia no caben los lamentos
- Fernando Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 5 min lectura
Sin respiro, otra ‘final’. El nivel de exigencia en el que se encuentra instalado el Sevilla obliga a salir a por todas en cada cita. Y ningún contratiempo, que los hay, y muchos, sirve como excusa. En eso, Emery lo tiene claro. El vasco no llora. Afronta las adversidades con entereza y su cabeza echa humo evaluando los pros y los contras de cada una de las alternativas.

Superado el trance de verse sin sus centrales titulares, el técnico sevillista deberá hacer frente ahora a la ausencia de sus dos laterales izquierdos, ya que Trémoulinas se cae del cartel por un golpe en la rodilla recibido ante el Gladbach y Escudero sigue sin estar disponible. Su caso, desde luego, empieza a ser digno de un análisis más pormenorizado. Y es que, si con su fichaje se buscaba elevar la competitividad en ese costado mientras se prescindía de Navarro, el invento, de momento, ha salido rana.
Pero eso es harina de otro costal. Hoy, en la mente de Unai sólo hay lugar para las variantes con las que puede hacer frente a este nuevo revés.

La opción más factible parece ser la de desplazar a Kolo al perfil zurdo, reubicando en el eje a Krychowiak, como ya hizo en la Supercopa, en Málaga y en algunos minutos frente al Atlético, aunque en casi todos los casos quedó patente que se trata de vestir a un santo para desvestir a otro, ya que el equipo pierde consistencia sin el polaco en el centro.

Las otras posibilidades llevan a contar con Mariano, directamente en la izquierda o supliendo a Coke para que el madrileño cambie de banda o incluso se incruste como central, si bien el brasileño apenas ha entrado en los planes de Unai hasta la fecha y su aptitud defensiva no parece la más recomendable para frenar a Nolito, una de las temibles lanzas del atrevido Celta.

Con estas cartas sobre el tapete, y con siete bajas por lesión (Beto, Pareja, Carriço, Rami, Kakuta y los dos mencionados laterales), en Nervión sólo se conjuga el verbo ganar. Después de tres jornadas sin hacerlo, lo que le ha llevado a un anecdótico puesto de descenso, el conjunto blanquirrojo necesita arrancar ya en la competición que le da de comer, como coloquialmente se refieren a ella los profesionales. El actual estatus del club se sustenta en gran medida en los ingresos de la Champions y urge reaccionar para no dar más ventaja en esa pelea.

Sacudida la presión de lograr el primer triunfo del curso ante el Mönchengladbach, fue precisamente la actuación ante el cuadro alemán la que enseñó de nuevo el camino a seguir, con la intensidad como premisa sobre la que construir ese fútbol dinámico que saca el mayor jugo de sus ‘jugones’.

Viene insistiendo Emery en que los nuevos deben dar un paso adelante para volver a conformar un sólido bloque. Y mientras lo hacen, en el estreno de Champions tiró de sus elementos más conocidos. Los mismos que deben seguir tirando hoy del carro, ya que, si bien las variantes son más amplias en la parcela ofensiva, no se atisban muchas rotaciones.

Existen opciones, no obstante, para Krohn-Dehli, posible relevo de Krychowiak en la medular, y Konoplyanka, que podría estrenar titularidad con la esperanza de que sus destellos encuentren la continuidad necesaria. Pero por los demás, Banega debe seguir siendo el faro que ilumine el juego sevillista y en ataque, viendo las características de un Celta que planta su defensa en el centro, se antoja más práctica la movilidad de Gameiro para aprovechar los espacios, y no tanto una referencia en el área como Llorente.

Enfrente, Berizzo mantiene la duda de Fontás, que podría ceder su sitio a Sergi Gómez, y será fiel a un estilo ofensivo que le mantiene invicto y como el segundo equipo más realizador de la Liga, con Orellana, Nolito y Aspas amenazando a una zaga de circunstancias. Aunque en la exigencia, como bien sabe Emery, no caben los lamentos.
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