El análisis

La buena intención se queda en la pizarra de Emery

La buena intención se queda en la pizarra de Emery
El Depor fue un rival a la altura de un tosco duelo. - Fernando Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 2 min lectura
Sin el faro que ilumina a su equipo, Emery apostó por cubrir la ausencia de Banega con Kronhn-Dehli en lugar de Iborra. Toda una declaración de intenciones. Y en la práctica, efectivamente, el Sevilla intentó jugar a ras del maltrecho césped de Riazor, con sus laterales, como siempre, en campo rival.

Tocaban con paciencia los nervionenses para salir de la cueva. Pero faltaba claridad y presencia arriba. Los de Unai llegaban, pero con pocos efectivos. Si Gameiro cae a banda y centra, ¿quién remata? Además, en defensa, Lucas Pérez encontró uno de esos recurrentes agujeros en la zaga, aunque Rico se erigió en salvador poco antes de ser villano en una falta botada por el propio delantero coruñés.

La realidad, pese a que el equipo lo intentaba, es que al descanso se llegó sin un solo remate entre los tres palos de Lux. Pero más negro fue el panorama durante muchos minutos del segundo acto. Fue descorazonador ver a un Sevilla sin alma. Aunque los cambios de Unai esta vez sí dieron resultado, optando por Iborra y Llorente para colgarles balones. Ambos fabricaron el empate. Sin duda, la mejor noticia en otro pobre partido a domicilio. Y ya van muchos.

El rival, a la altura de un tosco duelo

Si discreto fue el partido sevillista, el del Depor no fue mucho mejor. Las mejores ocasiones partieron de las botas de Lucas Pérez, autor del tanto local.
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