Un estadio de cuatro estrellas para albergar la historia más grande jamás contada en la
Europa League. Un escenario a la altura de la proeza a la que aspira esta temporada el tetracampeón, de una leyenda en ciernes que precisa una doble conquista del
St. Jakob Park, feudo que visita el jueves en la ida de los octavos de final y al que volverá si un año más alcanza la gran final de su competición fetiche. Así lo ha querido la
UEFA, que ha elegido una sede con pedigrí merced a una historia rica muy relacionado con las mayores fiestas del fútbol a nivel internacional.
No en vano, acogió la
Eurocopa de 2008, donde desempeñó un rol importante, ya que allí se celebró la ceremonia de inauguración, jugó sus partidos de la fase de grupos la anfitriona y se disputaron dos cuartos de final y una de las semifinales.
Estas efemérides, a la que se sumará en mayo la final de la Europa League, le convierte en digno sucesor del estadio sobre el que se construyó la actual casa del
Basilea: el St. Jakob Stadium, un escenario levantado con motivo del Mundial de 1954 de Suiza y donde se decidieron varios títulos europeos. Así las cosas, el antecedente del estadio de la localidad suiza se inauguró el 25 de abril de 1954 con el partido internacional amistoso entre la selección de Suiza y albergó seis encuentros de dicha Copa del Mundo, entre ellos los cuartos entre Inglaterra y Uruguay y la semifinales que midió a Alemania con Austria. Más adelante fue designado para cuatro finales de la extinta Recopa de Europa, en las temporadas 68/69, 74/75, 78/79 y 83/84, reflejo del peso específico de un escenario que sería demolido a finales de 1998.
Poco después se inició la construcción de
St. Jakob Park, que inicialmente tenía una capacidad para 33.200 espectadores, para, con motivo de la Eurocopa, ampliar su aforo hasta 42,500, quedándose finalmente en 38.512. Curiosamente, cinco días después de la visita del
Sevilla a ´Joggeli´, como lo conocen los hinchas del conjunto suizo, este recinto cumplirá tres lustros, ya que se estrenó el 15 de marzo de 2001 con el duelo entre el
Basilea y el Lausanne.
El
St. Jakob Park suele presentar una buena entrada, con una media en este curso superior a las 25.000 personas. En la liga, con un tope de 33.360, ha habido una mayor afluencia que en Europa, donde no ha pasado hasta este momento de los 23.000 espectadores.