Creer. El infinitivo preferido de Emery. La primera piedra sobre la que cimentar un nuevo proyecto y una incipiente ilusión. El término imprescindible para garantizar un crecimiento que, sin él, se desarrollaría sin consistencia y sensible de involucionar ante cualquier adversidad. Creer significa vida para un
Sampaoli que hasta ahora ha ofrecido argumentos numéricos para que los suyos conjuguen este verbo, pero de momento el fondo no se ha impuesto completamente a las formas, y las sensaciones, erráticas, han generado unas dudas que ni el segundo puesto con 11 puntos de 15 han disipado completamente. De ahí la trascendencia de inculcar esta tarde su profético credo en el Templo del fútbol español. En una 'Catedral' que espera al
Sevilla con repique de campanas por la reacción de un
Athletic que arrancó discreto pero que suma tres victorias consecutivas. San Mamés es, a tenor de las últimas estadísticas, una manzana prohibida para los nervionenses, aunque también un púlpito perfecto para predicar su dogma y convencer a los fieles blanquirrojos con una de esas victorias que suponen una catarsis a todos los niveles. Porque profanar hoy el templo vizcaíno permitiría soltar un lastre que atormentó a Emery y que también ha ralentizado el proceso de conversión al amateurismo de la afición sevillista.
21 partidos sin ganar lejos de casa es un pecado tan infausto que redimirse en un estadio como el bilbaíno le otorgaría un crédito extraordinario al plan de
Sampaoli e impulsaría a un Sevilla que busca la fusión entre lo tangible y lo sensorial con el derribo de una maldición que ha interiorizado y de la que debe deshacerse ya para despegar de forma definitiva. Desafío que afronta el casildense con la defensa de nuevo mermada por las bajas de
Rami y Carriço, por lo que todo apunta a que repetirá con la zaga del derbi, con
Kolo como alternativa para el centro de la zaga o para el carril zurdo. Por delante se espera que continúe con las rotaciones, en este caso de cara a la vital cita del martes ante el Lyon, con la posible entrada de
Kranevitter en el eje y una renovación casi integral en la según línea, la que podrían componer Correa o Nasri por la zurda,
Sarabia por derecha y
Kiyotake, como generador de peligro en la zona de influencia.
La ausencia de
Ganso en la lista elimina esta posibilidad en la media, mientras que en ataque sorprende que Sampaoli prescinda de nuevo de
Ben Yedder en favor de Carlos Fernández, posiblemente porque el canterano ofrece un perfil distinto al de
Vietto, sobre el papel referencia atacante en San Mamés a menos que optara por el recurso de Turín de saltar con un falso 'nueve'. Es factible que el franco-tunecino reaparezca contra el Lyon, equipo al que conoce de sobra por su pasado en la Ligue 1. Sea como fuera, el banquillo sevillista contaría con un elenco de lujo, con
Vitolo o
Franco Vázquez como opciones para reconducir el choque si fuera necesario.
Por parte bilbaína,
Ernesto Valverde cuenta con la baja segura de Eneko Bóveda, lateral reconvertido en central que sufrió una rotura muscular frente al Valencia, mientras que
De Marcos, seria duda hasta última hora, ha entrado finalmente en la lista y, a priori, ocupará la banda derecha en detrimento de Lekue. Los 'Leones' firmaron dos derrotas seguidas en el comienzo liguero, pero, al margen del traspié en la Europa League, han reaccionado y encadenan tres triunfos seguidos, por lo que reciben a los sevillistas con la moral henchida y las estadísticas recientes a favor, tanto en cuanto los hispalenses han sufrido en 'La Catedral' seis derrotas consecutivas en el campeonato doméstico. Por tanto, el
Sevilla se enfrenta esta tarde a dos rachas fatídicas que examinarán el alcance del mensaje de Sampaoli y su versatilidad ante las dificultades para ejecutar su ideal inicial. Si lo supera, el 'Sampaolismo' empezará a calar profundamente en su parroquia.
Álvaro Palomo5 min lectura