Sin duda alguna, la gran lección pendiente del
Sevilla de Unai
Emery está en sus partidos con los más
poderosos. El técnico vasco siempre ha estado en el punto de mira por esos conservadores planteamientos que dejaban a su equipo sin opciones de pelear siquiera por el triunfo cuando tenía enfrente a uno de esos llamados
gigantes del fútbol nacional. Pero, aunque los números siguen siendo negativos en este sentido, no es menos cierto que las
críticas de antaño han dejado paso a unos merecidos
elogios en los dos últimos compromisos ante estos mencionados grandes.
Así, por un lado, salta a la vista que el conjunto de Nervión no ha sido capaz de ganar a ninguno de los cuatro equipos que le anteceden en la tabla, con los que ha disputado ya
seis encuentros. A falta, por tanto, de que
Barcelona y
Real Madrid visiten el Sánchez
Pizjuán, los blanquirrojos sólo han sumado dos empates, ambos en casa, frente a
Valencia (1-1), en la jornada inaugural, y
Atlético (0-0), el pasado domingo. Entre medias, sendas goleadas en el
Camp Nou (4-1) y el
Vicente Calderón (4-0), un mal partido en
Mestalla (3-1) y una derrota por la mínima en el
Bernabéu (2-1).
En
Chamartín, sin embargo, los pupilos de Unai merecieron más, sin darse nunca por vencidos y poniendo contra las cuerdas al conjunto madridista en los últimos minutos, tras pagar muy caro sus errores defensivos. Pero, ante el
Atlético en Nervión fueron un paso más allá, sometiendo en el juego al actual campeón, aunque adoleciendo de su habitual falta de dinamita.
En definitiva, dos buenos encuentros que no tuvieron el premio de la victoria y que, en el caso de los colchoneros, viene a alimentar la maldición de
Emery con el conjunto rojiblanco, al que todavía no ha sido capaz de derrotar como técnico sevillista, una vez disputados siete encuentros entre Liga y Copa del Rey, en los que acumula
tres empates y cuatro derrotas.
De manera radicalmente opuesta, Diego
Simeone no sabe lo que es perder como entrenador ante el equipo en el que jugó, con un balance de
cinco victorias y cuatro empates desde que llegó a la ribera del Manzanares.