Impericia, mala suerte y... ¿algo más?

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Impericia, mala suerte y... ¿algo más?
Deulofeu se ha resignado. Ya son 11 los partidos seguidos sin jugar. Y no cualquier partido: Atlético, 'su' Barça, Gladbach, Villarreal, Zenit... la flor y la nata del curso. Llegó con tratamiento de 'crack' y se irá tocado en su orgullo y reputación. "Lo que no te mata, te hace mas fuerte! Arriba!", escribió en las redes sociales al ver que volvía a quedarse fuera de la lista. "Se puede tener madera de campeón, pero esa madera hay que tallarla con esfuerzo, trabajo y humildad", publicó Emery acto seguido. ¿Un mensaje? ¿Simple casualidad?

Sea como fuere, que el canterano culé no juegue desde el 22 de febrero invita a la reflexión. ¿Qué ha pasado con él? Es evidente que ha tenido todo en contra y también que le ha faltado carácter para asumir que las cosas no salían como esperaba y luchar para revertirlas. Con todo, sigue siendo el mejor asistente del Sevilla y, sólo con los motivos apreciables a simple vista no da para justificar su situación. Está claro que en su caída en desgracia hay un cúmulo de impericia, de simple mala suerte y, quizás, también de algo más.

En su debe está una mala toma de decisiones. Tirar cuando debe asistir y viceversa, empeñarse con el gol olímpico, ese regate de más... Fallos de colocación que le obligan a pegarse carrerones inservibles, ya que llega tarde a defender y además está reventado para contraatacar. Aspectos que generan murmullos de una exigente grada y que le afectan. Por si fuera poco, se topa con la explosión de Vitolo, con el mejor Reyes desde el del Arsenal y con un incansable Aleix Vidal, trabajador como nadie e ideal para el librillo de Emery.

Salvo que existan motivos internos desconocidos más allá del vestuario, la conclusión es que Deulofeu era una buena opción para el Sevilla, pues da algo distinto a lo de sus compañeros de posición, pero Nervión no ha sido la mejor opción para el culé, que ha bajado su cartel y no ha tenido el rol importante que él esperaba. Debe servirle para madurar y creo que esto le enseñará más que haber sido titular indiscutible. Emery puede caer bien o mal, puede gustar o no, pero es imposible no aprender de alguien que vive el fútbol como él.
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