El fútbol es algo tan maravilloso que un mal partido, desde el punto de vista técnico-táctico, puede resultar apasionante. La eterna rivalidad y lo mucho que había en juego ayer para el
Betis y el Sevilla dotaron al encuentro de una emoción a la que no habían contribuido las imprecisiones y los errores defensivos de ambos.
Dos goles a balón parado (de
Bartra y Kjaer) y otros dos en dos errores defensivos (
Ben Yedder y Loren Morón) dibujaron un empate que les vale a ambos para atar los objetivos con los que acudieron a la cita, pero que no les puede dejar contentos con su puesta en escena.
Porque, sobre el tapete, ambos equipos demostraron lo poco que vale los análisis que se hacen a priori, antes de rodar el balón.
Decía
Caparrós que la 'moto' que vende
Setién tiene más pintura que otra cosa. Al menos ayer no le faltó razón, pues su equipo falló en su punto fuerte: la precisión en el pase corto y la fluidez de su juego. No obstante, si esa moto estaba maquillada, la del utrerano no arrancaba; pues sus pupilos tardaron en exhibir tensión competitiva y la intensidad que se les presupone y que lucieron en citas anteriores.
El
Betis, con su 1-3-4-2-1, volvió a salir al derbi más metido que el
Sevilla.
Fabián marcó el 0-1 en
Nervión en 21 segundos y
Bartra le adelantó ayer en el 5', al cabecear una falta de
Joaquín.Pero el gol espoleó más al que lo encajó que al que lo celebró, algo que se iría repitiendo con los otros tres que vendría luego. Los blanquirrojos, otra vez con
Mercado de lateral y con Kjaer en el eje de un 1-4-2-3-1 con la medular escalonada, subieron la línea de presión. No lo hacían al poseedor de la pelota, sino a la línea de pase; lo que generó muchas pérdidas locales en la salida que no lograban rentar.
Siempre fallaba en el último pase, se le veía demasiado estirado y apenas tiraban desmarques de ruptura, por lo que les costaba un mundo pisar el área de
Pedro, muy comprometido por sus compañeros. El meta extremeño, ante tantos pases arriesgados hacia atrás, optó por el despeje como recurso más recurrente. Ahí se imponían los medios visitantes.
Los apuros de
Javi García, Fabián, Guardado y Joaquín fueron agigantando la figura de
Nzonzi, bien escoltado por un preciso
Roque Mesa y por un Banega que fue de menos a más.
La falta de precisión y, con ella, la creciente inseguridad hacían imposible que el
Betis llevase a cabo su filosofía de juego; pero su insistencia y su negativa a emprender un 'plan B' le pudo salir muy caro. El
Sevilla, claro dominador de la posesión en la última hora de partido, no fue capaz de generar superioridad arriba y ocasiones (
Sandro y Nolito, quieren y no pueden) hasta que entró
Ben Yedder, autor del 1-1 con el permiso de
Bartra y Mandi y del pase del 1-2, que igualó
Loren con ayuda de
Soria.
El balón parado, otra vez claveBen Yedder, Kjaer y Feddal ya aprovecharon jugadas a balón parado para marcar en el primer derbi de la temporada. Entonces, los tres tantos del
Sevilla y uno de los cinco del
Betis llegaron al rematar faltas laterales colgadas al área. Justo así fue el 1-0, obra de un
Bartra que se elevó sobre la zaga visitante y cabeceó un buen centro de
Joaquín, cuando sólo habían transcurrido cinco minutos de derbi (otra vez hubo un gol tempranero).
Ya en la segunda parte, el
Sevilla pondría el 1-2 en una acción casi idéntica: un córner que
Banega botó al primer palo, que
Ben Yedder prolongó de tacón y que
Kjaer remató.
Cuatro cambios antes del 60'Mercado se lesionó en los últimos compases de la primera mitad y, si bien
Joaquín Caparrós dio entrada a
Ben Yedder (autor del 1-1) y reubicó a
Sarabia como lateral, en la reanudación el madrileño se quedó en el banquillo y entró
Layún.
Tampoco estaba contento
Setién con lo visto hasta el minuto 45 y dejó en la caseta a
Guardado por Boudebouz, buscando la imaginación que había faltado en el primer acto.
Antes del 60' se habían hecho cuatro cambios, ya que
Loren entró por un desasitido
Sergio León. A pesar de ello, los dos mantuvieron sus dibujos.
Tello y Franco Vázquez entraron ya al final.