Motos con pintura y que no arrancan

Aitor TorviscoAitor Torvisco
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Motos con pintura y que no arrancan
- Aitor Torvisco
El fútbol es algo tan maravilloso que un mal partido, desde el punto de vista técnico-táctico, puede resultar apasionante. La eterna rivalidad y lo mucho que había en juego ayer para el Betis y el Sevilla dotaron al encuentro de una emoción a la que no habían contribuido las imprecisiones y los errores defensivos de ambos.

Dos goles a balón parado (de Bartra y Kjaer) y otros dos en dos errores defensivos (Ben Yedder y Loren Morón) dibujaron un empate que les vale a ambos para atar los objetivos con los que acudieron a la cita, pero que no les puede dejar contentos con su puesta en escena.

Porque, sobre el tapete, ambos equipos demostraron lo poco que vale los análisis que se hacen a priori, antes de rodar el balón.

Decía Caparrós que la 'moto' que vende Setién tiene más pintura que otra cosa. Al menos ayer no le faltó razón, pues su equipo falló en su punto fuerte: la precisión en el pase corto y la fluidez de su juego. No obstante, si esa moto estaba maquillada, la del utrerano no arrancaba; pues sus pupilos tardaron en exhibir tensión competitiva y la intensidad que se les presupone y que lucieron en citas anteriores.

El Betis, con su 1-3-4-2-1, volvió a salir al derbi más metido que el Sevilla. Fabián marcó el 0-1 en Nervión en 21 segundos y Bartra le adelantó ayer en el 5', al cabecear una falta de Joaquín.

Pero el gol espoleó más al que lo encajó que al que lo celebró, algo que se iría repitiendo con los otros tres que vendría luego. Los blanquirrojos, otra vez con Mercado de lateral y con Kjaer en el eje de un 1-4-2-3-1 con la medular escalonada, subieron la línea de presión. No lo hacían al poseedor de la pelota, sino a la línea de pase; lo que generó muchas pérdidas locales en la salida que no lograban rentar.

Siempre fallaba en el último pase, se le veía demasiado estirado y apenas tiraban desmarques de ruptura, por lo que les costaba un mundo pisar el área de Pedro, muy comprometido por sus compañeros. El meta extremeño, ante tantos pases arriesgados hacia atrás, optó por el despeje como recurso más recurrente. Ahí se imponían los medios visitantes.
Los apuros de Javi García, Fabián, Guardado y Joaquín fueron agigantando la figura de Nzonzi, bien escoltado por un preciso Roque Mesa y por un Banega que fue de menos a más.

La falta de precisión y, con ella, la creciente inseguridad hacían imposible que el Betis llevase a cabo su filosofía de juego; pero su insistencia y su negativa a emprender un 'plan B' le pudo salir muy caro. El Sevilla, claro dominador de la posesión en la última hora de partido, no fue capaz de generar superioridad arriba y ocasiones (Sandro y Nolito, quieren y no pueden) hasta que entró Ben Yedder, autor del 1-1 con el permiso de Bartra y Mandi y del pase del 1-2, que igualó Loren con ayuda de Soria.

El balón parado, otra vez clave
Ben Yedder, Kjaer y Feddal ya aprovecharon jugadas a balón parado para marcar en el primer derbi de la temporada. Entonces, los tres tantos del Sevilla y uno de los cinco del Betis llegaron al rematar faltas laterales colgadas al área. Justo así fue el 1-0, obra de un Bartra que se elevó sobre la zaga visitante y cabeceó un buen centro de Joaquín, cuando sólo habían transcurrido cinco minutos de derbi (otra vez hubo un gol tempranero).

Ya en la segunda parte, el Sevilla pondría el 1-2 en una acción casi idéntica: un córner que Banega botó al primer palo, que Ben Yedder prolongó de tacón y que Kjaer remató.

Cuatro cambios antes del 60'
Mercado se lesionó en los últimos compases de la primera mitad y, si bien Joaquín Caparrós dio entrada a Ben Yedder (autor del 1-1) y reubicó a Sarabia como lateral, en la reanudación el madrileño se quedó en el banquillo y entró Layún.

Tampoco estaba contento Setién con lo visto hasta el minuto 45 y dejó en la caseta a Guardado por Boudebouz, buscando la imaginación que había faltado en el primer acto.

Antes del 60' se habían hecho cuatro cambios, ya que Loren entró por un desasitido Sergio León. A pesar de ello, los dos mantuvieron sus dibujos. Tello y Franco Vázquez entraron ya al final.
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