Carecería de sentido entrar en tecnicismos, en abordar en profundidad un
análisis técnico y táctico del
espectáculo que se avecina esta madrugada en
Miami. La exhaustividad, para los verdaderos estudiosos de un deporte tan efectista en la superficie como complejo en sus entrañas. Un
fútbol americano no lo suficientemente conocido por los juicios preconcebidos que arrastra pero que suelen evaporarse en cuanto existe un acercamiento, porque el que prueba a detenerse un segundo y atravesar la barrera de los tópicos, tiende a repetir.
En este rincón vamos a dejarnos llevar por las sensaciones que se podrán vivir en esta
Super Bowl con aires de renovación por el relevo generacional que confirma otra de las bondades del FA, una alternancia en la cumbre que esta temporada ha devorado incluso a la única pieza que resultaba inamovible en la última década, los
Patriots de los míticos Tom
Brady y Bill
Belichick.
Aquí hablamos de la esencia de esta SB en el Centenario de la
NFL. De la expectativa emocional suscitada cada vez que
Mahomes, quarterback de los Kansas City Chiefs, recibe y levanta la mirada, porque en ese momento la rigurosidad táctica se alía con un talento desbordante para que el horizonte de posibilidades se torne en infinitas, hasta el punto de llevar a los
Chiefs a una Super Bowl 50 años después.
También nos paramos en la mirada de Nick
Bosa para desentrañar los movimientos del ataque antes del snap -inicio de la jugada- y lanzarse con tanta fiereza como destreza contra la ofensiva rival como parte de la temible línea defensiva de los San Francisco 49ers. Es un 'rookie' pero junto a su técnico, Kyle Shanahan, ha llevado a otra dimensión a una franquicia histórica.
Son líneas para detenerse en la plasticidad imposible de la batalla de las 'K', entre Kelce (KC) y Kittle (SF), dos rocas por encima de los 190 centímetros que se contorsionan y exhiben una
explosividad inimaginable, compatible con bloqueos y placajes más propios de sus dimensiones.
Es tan improbable como que Mostert (SF) se deslice entre una muralla de rivales maximizando las fisuras casi imperceptibles que propician el trabajo ofensivo. O como el 'sprint' de velocista de Hill (KC) tras una recepción en carrera con un marcaje de otro 'atleta' dispuesto a tumbarlo.
Entre la mayúscula riqueza táctica subyace el
frenesí de la imprevisibilidad, de que puede ocurrir cualquier cosa en uno de los acontecimientos deportivos con más seguimiento a nivel mundial.
Kansas, San Francisco, la emoción de alcanzar o recuperar la grandeza. La posibilidad de Mahomes para coronarse como el gran reclamo de la NFL. Es la hora de asomarse al otro fútbol, de disfrutar del espectáculo -
Shakira y Jennifer López actuarán en el descanso- y de dejarse llevarse por la 'gozadera' de este deporte y de una Super Bowl con sabor latino.