Resta por resolver la culpabilidad del concurso, además de los delitos societarios

Intrigas extemporáneas con afán desestabilizador

Sin esperar si quiera a que se pronuncie la justicia sobre las causas pendientes, Lopera y Castaño se reúnen para diseñar un Betis en el que tendrían cabida acólitos de su etapa anterior como Paco Chaparro o Miguel Valenzuela

Intrigas extemporáneas con afán desestabilizador
Sobre estas líneas, Manuel Ruiz de Lopera, acompañado por Paco Chaparro, por aquél entonces entrenador del primer equipo, Castaño y Larriba. - I.Morales
Isabel MoralesIsabel Morales5 min lectura
Animados por el mal momento deportivo por el que atraviesa el equipo y al calor del oportunismo propio de quien quiere aprovechar el desconcierto que impera en la zona noble del club, Manuel Ruiz de Lopera y Manuel Castaño se vieron, como ya informamos en la edición de ayer, el pasado miércoles en un conocido restaurante de Sevilla Este en el que el empresario de El Fontanal suele reunirse con sus colaboradores y allegados.


Acompañados de una tercera persona, de la que no ha trascendido su identidad, el otrora presidente del Betis y uno de sus consejeros departieron sobre el futuro de la entidad, convencidos de que más pronto que tarde les serán devueltas las acciones y, con ellas, el control del club heliopolitano.


Lopera y Castaño parecen estar diseñando las bases del proyecto deportivo para su desembarco, un proyecto en el que han aparecido nombres como los de Pepe Mel, Fernando Vázquez, Toni Prats, Paco Chaparro o Miguel Valenzuela, que se repartirían las labores de entrenador, director deportivo, director de cantera y preparador de porteros, según desveló Radio Sevilla ayer al mediodía.


Durante la charla, se pusieron sobre la mesa las alternativas que, a juicio de los comensales, vendrían a ser la solución al mal momento deportivo del equipo, alternativas que, no conviene olvidar, en su mayoría ya fracasaron en el pasado.


Con todo, lo que tanto uno como otro parecen obviar es que para que se dé la premisa de su regreso al Betis, primero tiene que producirse una serie de actuaciones judiciales que, como pronto, no comenzarán hasta finales de año o principio de 2015.


Para ese momento está prevista una nueva junta general de accionistas, en la que se prevé un cambio estructural en el consejo de administración. A ella se llegará con total seguridad con las medidas cautelares aún impuestas y, por tanto, con el club judicializado, lo que impediría en cualquier caso el regreso de Lopera antes de su celebración.

Un año nuevo movidito

Para comienzos de 2015, concretamente para el 7 de enero, está fijado el inicio del juicio en el Juzgado de lo Mercantil, en el que Lopera y otros antiguos gestores (entre ellos el propio Castaño) tendrán que enfrentarse a la calificación del concurso. En caso de ser declarado culpable, podrían llegar a ser inhabilitados, lo que bloquearía su vuelta al club casi definitivamente.


Pero es que también está pendiente de resolverse su imputación por un presunto delito societario (vía penal) en el que, según los peritos judiciales, Lopera habría causado, durante las temporadas 1999 y 2008, un perjuicio económico de 17 millones de euros. A eso, además, hay que sumarle otro de 12,4 entre los años 1993 y 1998. Esta causa, investigada por la jueza Alaya, se juzgará a lo largo de 2015, aunque la fecha está por determinar por culpa de la tramitación de los recursos de apelación presentados por la defensa de Lopera y Oliver contra el auto de procesamiento.


Sí hay fecha para discutir el origen de la propiedad del 31 por ciento de las acciones del paquete mayoritario de FARUSA, que se celebrará el próximo mes de abril.


En el caso de que la sentencia de lo Mercantil sea contraria a los intereses de Lopera, éste se vería desposeido de la mayoría, y por tanto, de su capacidad para dirigir el club libremente.


Con estas tres importantes vías aún por resolverse y con un elevado porcentaje de probabilidades de no salir airoso de ninguna de ellas, en opinión de expertos en la materia, los insensatos planes de Lopera y Castaño más parecen un intento por desestabilizar aún más a un ya de por sí convulso club.
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