Hasta el mejor artista tiene algún borrón en su carrera. Y a
Antonio Adán le coincidieron con los partidos ante el Málaga y el Atlético de Madrid. Dos errores suyos fueron determinantes (más en el primer caso) en las derrotas verdiblancas ante estos equipos. Fallos impropios de un jugador de su talla, que, sin duda, hicieron saltar las alarmas. Nadie esperaba ese bajón de juego en uno de los capitanes, quien, además, había salvado al equipo de incontables derrotas a lo largo del campeonato. Junto con
Rubén Castro, el mejoreño era (y es) uno de los jugadores más decisivos de la plantilla, y ante el
Levante volvió por sus propios fueros.
No es que tuviera excesivo trabajo ante los granotas, pero el que tuvo lo solventó con seguridad y sin mayores problemas, llegando, incluso, a convertirse en el gran protagonista de una primera parte anodina, en la que el equipo de Rubi a punto estuvo de adelantarse en el marcador, en una jugada a balón parado. Un saque de esquina del exbético Verdú lo remató en el punto de penalti el argelino Medjani, acción que se topó con una providencial mano abajo del mejoreño para evitar el tanto de los levantinistas.
Esta jugada, a la postre, decisiva convirtió a
Adán, junto a Rubén Castro, autor del gol de la victoria, en el gran protagonista del encuentro, como en tantas y tantas otras ocasiones, en las que el Betis se ha mantenido gracias a sus aportaciones. Por fortuna para el
Betis, Adán ha vuelto.