EL ANÁLISIS

La diferencia entre pegar y no hacerlo

La diferencia entre pegar y no hacerlo
- Aitor Torvisco
Aitor TorviscoAitor Torvisco 6 min lectura
El Sevilla superó al Betis en pegada, en solidez defensiva, en intensidad física y hasta en maldad para ocultar a sus recogepelotas y para parar con faltas muy duras el postrero arreón de orgullo de los verdiblancos, cóctel que llevó a los locales a ganar un derbi tras tres sin lograrlo y a los visitantes a perder el primero con Setién; que tardó mucho en reaccionar.

Además de garra, Caparrós tuvo más flexibilidad en la pizarra y eso fue otra de las claves. Sin ser apabullante, el dominio del balón fue siempre del Betis, que halló salida en conducción por el carril central con William Carvalho y Guardado y que tuvo ocasiones desaprovechadas todas por Jesé.

Se percató el utrerano que, sin renunciar a una movilidad que les convertía en impredecibles, cambió el dibujo sobre la marcha al desplazar a banda al marroquí y situar a Roque Mesa al lado de Banega con el ‘Mudo’ un paso por delante liberado de la resta, convirtiendo el 1-4-4-2 inicial en una especie de 1-4-2-3-1.

También tocó algo Setién, pero en su caso fue para deshacer algo que funcionó ante el Villarreal. Entonces, entendió que a falta de puntas con gol, bueno es un centrocampista con acierto en la definición y puso a Lo Celso como ‘falso 9’. Para el derbi, además de sentar a un Tello al alza, la principal referencia ofensiva volvió a ser Jesé, con dos consecuencias negativas: enjauló al argentino en la ordenada zaga blanquirroja (imperiales Carriço y Mercado) y el canario falló un sin fin de ocasiones clarísimas. Al ‘10’ y a su técnico les señalaron aún más el rosarino, al meter la única clara que tuvo, y Tello, que no salió hasta el 77’ y sólo cinco después puso en la escuadra una magistral falta directa.

Haber tenido esa puntería en sus buenos momentos, que los tuvo, habría hecho el partido muy diferente. Porque el derbi se resume en la diferencia de un equipo que pega y otro que no lo hace. Cuando más cómodo estaba en Betis, Jesé disparó al muñeco y el Sevilla marcó en la primera que tuvo. Explotó la conexión entre Navas y Sarabia, que puso un centro medido para la diagonal de Munir, y otro de los pecados capitales de este Betis: las pérdidas en su campo (especialmente fallón Mandi) y su escasa sobriedad en defensa; hándicaps que los nervionenses aprovecharon una y otra vez. El 2-1 llegó tras el enésimo regalo y el tercero, después de un error de marca que dejó al ‘Mudo’ girarse y ponerla imposible para Pau.

Para cuando el cántabro quiso reaccionar, perdía 3-1. Metió de carrilero a Joaquín, que entró por Emerson, y Caparrós contrarrestó viendo su apuesta en banda y subiéndola: Promes y Aleix por Munir y Vázquez y a Rog por un Banega tocado y con una amarilla que bien pudo ser merecedora de roja directa. Con el 3-2, le tocó sufrir, pero entonces echó mano del otro fútbol: sacó la guadaña y frenó al Betis por las buenas y por las malas.

Con Canales, pero sin él (1ª Parte)
Con la presencia de Vaclik y la baja de Gonalons, Caparrós apostó de nuevo por un 1-4-4-2 asimétrico, esta vez, con un tercer inquilino distinto en la zurda, un Roque Mesa que duró poco y dejó el costado a Munir para blindar el centro con Banega, detrás del ‘Mudo’ y Ben Yedder.
 
Setién sorprendió al dejar en el banco a Tello y apostó por Feddal en detrimento de Bartra para repeler el juego directo. Forzó a Carvalho, que sufrió molestias en el calentamiento y jugó mermado, y a Canales,   que estuvo sin estar y se le añoró. Además, Junior fue titular dos meses después.




Mucho Jesé, muy poco Tello (2ª Parte)
El Sevilla golpeó en la primera que tuvo y castigó a un buen Betis que a partir del 1-0 empezó a desesperarse. En la reanudación redundó en una alarmante falta de pegada y, con Canales lejos de su plenitud, también en la falta de desborde. Setién tardó demasiado en mover el banquillo y, cuando lo hizo, ya iba 3-1 abajo. 
 
El Sevilla, en las buenas y en las malas, lleva todo el año exhibiendo una pegada descomunal que decantaría este derbi. Los verdiblancos se volcaron, por fin sin Jesé, con Joaquín y Tello de carrileros y con Loren en punta; pero ya era muy tarde y los locales, lejos de dar facilidades, se defendían mordiendo.    
 


 
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