El catalán cedió al fin y puso en liza una zaga de tres centrales para escribir otro capítulo en su 'nueva' filosofía, que pasa por ganar en solidez para crecer a partir de ella
Al fin,
Rubi dio su brazo a torcer. Él mismo había reconocido que a algunos de sus jugadores les estaba costando demasiado cambiar el chip. O lo que es lo mismo, le pedían a gritos volver a jugar con el sistema de
tres centrales implantado por Setién, cuyos automatismos tenían perfectamente asumidos. Y el técnico catalán les correspondió en el
Bernabéu.Esta vez, su
Betis sí tenía un plan. Pudo parecer suicida en el arranque. Pero el guion a seguir estaba claro y todos se afanaron en hacerlo bueno, tirando de sacrificio y solidaridad. De inicio, se metió demasiado atrás el conjunto verdiblanco, esperando las acometidas de un
Madrid sin mucho fútbol.
Pero resistieron los béticos y eso les permitió adquirir una mayor confianza para proyectarse en ataque y asustar a un rival que avanzaba metros con relativa facilidad, pero al que se le atragantaba esa
defensa de cinco con la que Rubi consiguió darle a su
Betis una mayor seguridad defensiva.
De hecho, aunque el balón también fue propiedad merengue en el segundo tiempo, como cabía esperar, apenas concedió el conjunto bético ocasiones claras hasta el alargue. Y por llegar vivos al final, incluso tuvieron los de Rubi la posibilidad de dar la campanada con alguna contra.
Como ya dijo el de Vilasar de Mar tras vencer al Celta, l
o primero era darle solidez al bloque y, a partir de ahí, crecer en elaboración de juego.
De sabios es rectificar y, después de haber estado contra las cuerdas, este puede ser un punto de inflexión. Ya se sabe qué dibujo se verá en el derbi. P
orque lo que funciona, Rubi, no se toca...
Energía para la defensa
Es sin duda el central más contundente de la plantilla, y Rubi ha confiado en él cuando ha entendido que esa es una cualidad de la que adolecía su equipo.
Feddal ha sido titular en las tres últimas citas y ayer respondió liderando la zaga en el Bernabéu.