El
secreto de los éxitos del Sevilla parte del
sabio equilibrio establecido entre la ambición y la coherencia, siempre con la intención de ejecutar un crecimiento paulatino pero sin perder la perspectiva necesaria para no precipitarse al vacío. Filosofía en la que cuadra el fichaje de
un joven valor como Guilherme Arana, un refuerzo
de presente y futuro por el que se ha pagado un precio ajustado a la proyección del brasileño y a las arcas de un Sevilla consciente de que pronto sería inalcanzable.
Era el momento y el Sevilla, en su deseo de continuar dando pasos al frente, ha apostado por una realidad del fútbol brasileño que ahora ha de demostrarlo tras dar el gran salto, como en su día
Dani Alves o Adriano.
El lateral aterrizará eufórico por la oportunidad, pero mientras llega su hora, los de Marcucci deben centrarse en sus obligaciones:
la primera, ganar al Deportivo.