A primera vista sorprende el fichaje de
Guilherme Arana por el Sevilla. Mientras se habla de falta de gol -una carencia que no es de delanteros exclusivamente- y de problemas en el centro de la defensa, el conjunto nervionense se hace con un lateral izquierdo cuando tiene a dos sanos. El bajo rendimiento de
Escudero en este inicio de campaña no basta para justificar una inversión de once millones de euros.
Sin embargo,
Óscar Arias tiene sus motivos para acometer ahora esta incorporación. Y tienen que ver con el momento que atraviesa el mercado y con la posibilidad de adelantar a los competidores por un jugador muy cotizado por su irrupción en el
Corinthians y en la selección brasileña.
Arana era el elegido para reforzarse el pasado verano, pero entonces el
Corinthians se negó a vender -rechazó 15 millones de la Roma- por su intención de pelear por el título en Brasil.
Tras el brasileño estaban ahora, entre otros, el
Inter o el
Atlético de Madrid, equipos a los que el
Sevilla elimina ahora evitando una puja que podría haber elevado el precio del jugador en verano.
Arias tiene muy claro que la inversión está justificada. Viendo los precios en los que se ha movido el mercado en lo que a laterales zurdos se refiere -por encima de los 50 kilos se fue el fichaje de
Mendy por el City
y 30 ha pagado el
Madrid por
Theo-, en
Nervión consideran adquirirán un jugador de presente, que además de años de buen fútbol puede dar rendimientos económicos importantes.
La operación también deja claro que el
Sevilla tiene margen económico para acudir al mercado invernal y reforzarse en otras demarcaciones en las que aprecia margen para mejorar, pues no se entendería el fichaje de un tercer lateral izquierdo si no se ficha para otros puestos en los que la necesidad si es perentoria.