Lección del equipo y de la afición

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Lección del equipo y de la afición
- Joaquín Adorna
Si dura fue la Junta de Accionistas para José Castro y su nuevo consejo de administración, más humillante aún ha sonado la lección de madurez ofrecida por la afición del Sevilla en una final que el equipo, en otra lección de fútbol, resolvió por la vía rápida y sin el más mínimo sufrimiento. Ovaciones y apoyo para el equipo siempre que hubo algo en juego, y primer aviso -serio aviso que impone al más valiente- a los dirigentes que plantean la venta del Sevilla F.C. La afición, de forma unánime, en pancartas y cánticos, ha mostrado su profundo malestar: "Nuestra pasión no se negocia", "Sevilla no cobija traidores", "El Sevilla no se vende", "Directiva dimisión", "El Sevilla somos nosotros", "Fuera de Sevilla, ya no te queremos (...)".

La falta de transparencia, la opacidad con la que ha entrado una sociedad ajena al sevillismo en el club, las medias verdades de los dirigentes, la negativa a blindar el Sánchez Pizjuán y la ciudad deportiva... han encontrado la rotunda respuesta de unos aficionados que ya han vivido el juicio y tienen su particular sentencia. Los grandes accionistas también saben lo que les espera y también conocen a una afición que no tiene un pase. No pinta bien. En el primer envite, la comunión grada-equipo se ha mantenido intacta porque la hinchada ha toreado en mil plazas, se ha manifestado antes del partido, al acabar el primer acto y con la eliminatoria resuelta, pero ya ha dejado claro que Nervión se puede convertir en un infierno.

El siguiente paso lo tiene que dar Castro y su consejo. Difícil papeleta porque la oposición va a apretar hasta las últimas consecuencias y ya cuenta con el compromiso verbal -que esperan se haga formal- del Ayuntamiento para que no se especule con el patrimonio del club. Sólo las verdades pueden calmar ánimos y sólo un mensaje claro rebajará la tensión de un clima que puede convertirse en irrespirable y que puede perjudicar deportivamente al equipo.
El primer acto de la fractura social entre los dueños de la empresa y los que se sienten dueños del Sevilla F.C. lo arregló la afición, soberana en su comportamiento, y Ben Yedder. El bajito está siempre en el sitio. Dos goles y, en diez minutos, el pase como líder prácticamente resuelto. Vaclik enmendó su error en Valencia evitando que el Krasnodar entrara en el partido y Banega, de penalti en el arranque de la segunda mitad, dejó en trámite los miedos previos a una final anticipada.

Pesa el lema que con las cinco Europas League el Sevilla luce en su camiseta. Pesa la destreza de Machín para mejorarlo todo. Y pesa, en la mente de los dirigentes, la lección de una afición veterana y sabia.
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