AUTOMOVILISMO LIBRO

Lasarte, el Nurburgring español y el nacimiento de la industria del automóvil

Lasarte, el Nurburgring español y el nacimiento de la industria del automóvil
Lasarte, el Nurburgring español y el nacimiento de la industria del automóvil
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 6 min lectura

Redacción deportes, 14 dic (EFE).- Turner edita ?Los comienzos del automóvil en España?, un recorrido histórico e ilustrado del inicio de la competición en el siglo XIX y el nacimiento de la industria automovilística nacional.

Antes de que los Fernando Alonso, Carlos Sainz o Carlos Sainz Jr. cosecharan triunfos para el automovilismo español, ya hubo valientes que allanaron el camino. Nobles, militares y empresarios adictos a la adrenalina ya se jugaban el pellejo, sin electrónica ni sistemas de asistencia, sobre las pistas de tierra de toda España.

El primer Gran Premio disputado en España data de 1913. El Real Automóvil Club de España (RACE) dio un paso al frente para poner al automovilismo nacional en liza. El puerto de Guadarrama y la carretera de La Coruña acogieron el evento. El propio rey Alfonso XIII no se quiso perder la prueba, en la que venció Carlos Salamanca a los mandos de un Rolls-Royce.

Los participantes se enrolaron en coches de categoría turismo para poder contar con una buena participación. Por aquella época no era común celebrar pruebas con una gran diversidad de tipos de coches.

La peña Rhin, en Barcelona, fue otro de los motores de las pruebas de velocidad en España. De 1916 a 1919, los autociclos cogieron protagonismo. Circuitos como el Bajo Penedés supusieron un éxito para el Real Moto Club de Cataluña, uno de los grandes impulsores de los deportes de velocidad. A nivel internacional el Circuito de Villafranca acogió tres grandes premios internacionales -1921, 1922 y 1923-.

LAS CARRERAS DE LASARTE, EL NURBURGRING ESPAÑOL.

El trazado a orillas del Río Oria era equiparado al legendario circuito alemán -inaugurado en 1927-. Se trataba de una prueba que despertaba temor y afecto a partes iguales. Tenía un perfil muy rutero y exigente que enamoró al automovilismo, recuerda el libro.

Fue 1923 el año de la explosión internacional. Durante más de una década Lasarte fue clave en la competición automovilística acogiendo el Gran Premio de España desde 1924 a 1935 -excepto las ediciones de 1931 y 1932- y el Gran Premio de Europa en 1926.

El mismo año, se inauguró el autódromo de Terramar, el primer circuito permanente en España y el tercero de Europa tras Brooklands y Monza. Lamentablemente fue un proyecto en quiebra desde su nacimiento. El trazado sigue existiendo y se puede rodar en él.

Tras ellos apareció el circuito de Montjuich, en 1929, con motivo de la Exposición Universal de Barcelona. Lasarte era denominado como el Gran Premio de España y Montjuic como el Gran Premio de Barcelona. Tras la Guerra Civil no volvió a haber carreras en Lasarte puesto que su trazado formaba parte de la nacional 1 y cerrarla era ya imposible. El circuito catalán si tuvo un brillante renacer y se mantuvo vigente hasta 1975.

LA INDUSTRIA DEL AUTOMÓVIL EN ESPAÑA

De los vehículos de vapor a los primeros grandes premios de automovilismo. Así nació en España una industria que fabricó en 2020 un total de 2,27 millones de vehículos y se posicionó solo tras Alemania en el ránking europeo, según datos de la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA).

Si bien en Europa fueron franceses e ingleses los primeros en entrar al mercado de la automoción en el siglo XIX, en España tampoco se tardó demasiado en comenzar a rodar.

Los locomóviles, así se conocían a los vehículos propulsados por vapor, fueron los primeros en producirse aquí.

Aquella revolución de la ingeniería se desarrolló en Barcelona, en los Talleres Nuevo Vulcano. Su padre, el ingeniero Antonio Serrallach, diseñó dos modelos que datan de julio de 1987. Aunque se tratase de un hito importante, no sería hasta la llegada del vehículo con motor de explosión que daría comienzo la era del automovilismo en España.

Sería en la Exposición Universal de París de 1889 donde Francisco Bonet Dalmau se enamoraría de un motor de explosión Daimler, diseñado por Panhard Levassor para montar en un automóvil. El español lo acopló en un triciclo a su vuelta a Barcelona. Fue el primer automóvil considerado de fabricación nacional. Sin embargo, Bonet nunca tuvo intención de producir más unidades.

En 1899 Emilio de la Cuadra Albiol construyó su primer automóvil.Tras varios intentos fallidos de construir autobuses y camiones eléctricos dio en el clavo. La contratación del técnico suizo Marc Birkigt fue fundamental. Lamentablemente tuvo que declarar la suspensión de pagos tras haber invertido casi todo su capital en impulsar la motorización eléctrica, según se recoge en la obra editada por Turner.

Castro, uno de los acreedores, adquirió la firma y la rebautizó como la mítica Hispano Suiza. En 1906 cambió nuevamente de propietarios, Damián Mateu se hizo cargo de la misma capitaneando un grupo de empresarios que inyectaron el capital necesario para hacer despegar a la marca. Una de las grandes marcas históricas del automovilismo y la principal culpable de que la industria sea lo que es hoy en día.

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