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Irene Paredes: "Nos exigimos más para que se nos exija más"

Irene Paredes: "Nos exigimos más para que se nos exija más"
Irene Paredes: "Nos exigimos más para que se nos exija más"
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 10 min lectura

Madrid, 30 nov (EFE).- Irene Paredes (Legazpi, 1991) no ha alcanzado todavía la treintena y, sin embargo, asume como suyas responsabilidades ligadas a la veteranía. Es la capitana del París Saint-Germain, líder del campeonato francés. También porta el brazalete en la selección española, un grupo que descansa en la cima del Grupo D a la espera de remachar su clasificación para la próxima Eurocopa.

La Roja debería haber dispuesto este martes de la primera de dos oportunidades para ver garantizada su presencia en la próxima cita continental, pero en el ocaso de la ronda clasificatoria está teniendo que lidiar con los vaivenes del calendario. En septiembre se quedó sin viajar a Azerbaiyán. Esta vez fue la federación polaca la que solicitó el aplazamiento del partido, por varios positivos en su expedición: siete jugadoras y una octava persona del entorno de la selección. La petición fue aceptada por la UEFA.

Pendiente de conocer la nueva fecha de ese encuentro, Irene Paredes y las demás internacionales hicieron las maletas. Terminó antes de lo previsto la concentración en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, sin el ánimo festivo que debería haber inundado el vestuario en el caso de haber allanado totalmente el camino hacia Inglaterra.

Este final, indeseado por el equipo, le permitió disfrutar brevemente de "la paz de estar en casa" antes de volver a París para retomar sus quehaceres con el PSG. No le va mal allí. Llegó en el verano de 2016 y, renovada hasta el 30 de junio de 2021, acaba de cumplir su primer centenario de partidos.

"Me encuentro muy bien. Físicamente me siento, probablemente, mejor que nunca; y anímicamente estoy con muchas ganas de seguir mejorando, de seguir aportando, de seguir creciendo y eso lo tengo que aprovechar", subraya en una entrevista telemática con la agencia EFE.

Su último partido refuerza su visión. Fue designada por los aficionados del París Saint-Germain como la jugadora del encuentro ante el Olympique de Lyon, saldado con un triunfo de su equipo por 1-0. Puso fin, de paso, a la racha más tirana del campeón, invicto en la liga francesa durante 4 años y 80 partidos.

"De normal vengo contenta (a España), me gusta venir con la selección", cuenta Irene Paredes. "Pero es verdad que vine con un punto de positividad, por lo que hicimos", prosigue bajo una mascarilla encarnada, un complemento cada vez menos extraño, tal vez por ser obligatorio en estos tiempos.

"Ganar entraba dentro de nuestros planes, porque llevábamos mucho tiempo sabiendo que les podíamos ganar, intentándolo, pero al final perdiendo una vez más contra el todopoderoso Lyon, contra el que todo el mundo nos da por muertas siempre", reprocha.

Fue, no obstante, su verdugo en la final de la Liga de Campeones de 2017 y en las semifinales de la última edición.

"Teníamos ganas de revertir eso, de pegar un puñetazo en la mesa; encima en un estadio como el Parque de los Príncipes, que vaya estadio... Fue genial. Nos ponemos primeras y esperemos que continuemos así de bien, que el equipo siga mejorando y que por fin demostremos lo que sabemos hacer", manifiesta la central vasca.

Sobre el césped del estadio parisino celebraron la victoria como se celebran los títulos, con un corrillo jubiloso. Bajo techo continuaron los cánticos, con la goleadora Marie-Antoinette Katoto marcando el ritmo, cual percusionista, sobre un baúl metálico. Después llegaron los saltos, los cánticos y los brindis con champán.

La misma imagen podría haber culminado esta 'ventana FIFA'. Todo parecía orquestado en la sede federativa para que, como en 2012, la selección española pudiera repetir los festejos por su clasificación para la Eurocopa, pero los contagios en el combinado polaco aplazaron la riña entre los dos mejores equipos del Grupo D.

"Yo justo estaba lesionada", recuerda Paredes al ser preguntada por aquella inolvidable repesca ante Escocia, el salvoconducto que permitió a La Roja iniciar esta época de progreso.

"Tenía una rotura en el cuádriceps. Me acuerdo que vi el partido en el bar de las instalaciones de Lezama. Con muchos nervios. ¡Qué manera de clasificarnos! (El 3-2 llegó en el tiempo añadido de la prórroga). Ahora podemos jugarnos lo mismo, pero el equipo no tiene nada que ver con el equipo que éramos entonces. Nadie creía en nosotras y no sabíamos si podíamos clasificarnos o no, aunque teníamos confianza en nosotras porque se empezaba a tener un grupo bueno", rememora.

En ocho años, con dos Eurocopas y dos Mundiales de experiencia, Irene Paredes siente que las internacionales españolas compiten de otra manera.

"Ahora tenemos mucha confianza en lo que hacemos, en que estamos cada vez mejor. Tenemos las cosas más claras, sabemos cómo queremos jugar y eso ayuda a la hora de afrontar un partido", remarca.

Sintiéndose "viejoven" en una selección donde se está abriendo hueco la talentosa generación sub-20, Irene Paredes abraza la irrupción de jóvenes como Nerea Eizagirre, Athenea del Castillo o Teresa Abelleira, las últimas debutantes.

Se trata de "jóvenes que se plantan (en la absoluta) con 20 años y ya han jugado finales de Mundial, de Eurocopa, incluso las han ganado", destaca la capitana.

"A pesar de ser tan jóvenes, han jugado partidos muy importantes; yo, cuando llegué, no había jugado ninguna final, de nada. Esas cosas te ponen en tu sitio y te hacen saber cuál es el nivel, qué es lo que se puede hacer y qué es lo que hay fuera. Cuando yo llegué, no sé si teníamos miedo pero sí incertidumbre de cómo jugaban el resto de selecciones porque jugábamos un par de partidos, perdíamos y estábamos otro año en blanco. Todas estas chicas nuevas ya conocen la realidad y eso nos sirve para creernos también el talento que hay en España y lo que podemos hacer", abunda.

El sostenido ascenso en el ránking europeo y mundial y la competitividad mostrada frente a las grandes potencias responden principalmente, según Irene Paredes, a los cambios que año a año se han ido dando en los clubes y en la propia selección, acompañado del aporte de las nuevas incorporaciones.

"Aparte de que somos todas un año mayores, y menos mal", bromea, "eso te da experiencia". "Además, cada año la mitad de las jugadoras de la selección nos plantamos en cuartos o semifinales de Champions, que son competiciones importantes, con mucha tensión y de alto nivel. Eso te hace mejorar y evolucionar. Cuantas más jugadoras tengamos esa experiencia es mejor y todo va en aumento. Yo creo que individualmente pero también como equipo vamos mejorando cada vez", dice.

Bajo este contexto considera justo que se les exija cada vez más, incluso a nivel de resultados, teniendo en cuenta que La Roja no pasó de los cuartos de final en las Eurocopas de 2013 y de 2017 y de los octavos de final en el pasado Mundial de Francia.

"Se nos puede exigir, pero es que además nosotras somos las primeras que nos lo exigimos", acota.

"Sabemos que tenemos cierta capacidad, que el equipo va a más, que se pueden hacer cosas grandes. Siempre sin olvidarnos de que no jugamos solas, que no hay gente mala, que hay que clasificarse. Una vez que estemos, todo el mundo habrá hecho méritos para clasificarse. Tenemos confianza, ganas de trabajar y lo estamos haciendo para exigirnos más y para que se nos exija más", sentencia.

Y es que Irene Paredes entiende la exigencia como algo que va ligado a su profesión de futbolista.

"Quiero pensar que todas las jugadoras y jugadores de fútbol cuanto más alto es el nivel más exigentes somos. A pesar de que estamos en un nivel alto, queremos seguir mejorando y progresando", asiente.

Con el París Saint-Germain lo está haciendo. Con la selección, también. Por eso se ve como capitana levantando trofeos.

"Por eso y para eso me levanto cada día de la cama, cuido mi descanso, mi alimentación, mis entrenamientos... Todo. Es el objetivo. Luego tampoco decido yo el que sea capitana, ni que siga viniendo. No está en mis manos que ganemos algo. Ojalá. Eso lo voy a intentar al cien por cien, eso seguro", advierte.

Lucía Santiago

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