No está bien el
Sevilla y, sin embargo, ha sido el primer equipo que ha logrado el pase a los octavos de final de 'su' competición.
Vuelve a estar en el bombo de la Europa League y será uno de los clubes más temidos en el sorteo del viernes en Nyon a pesar de que atraviesa una innegable crisis de juego. El pase es la mejor lectura que puede hacerse del difícil cruce ante la
Lazio. 3-0 en el balance final con un gran partido en
Roma, donde pudo sentenciar, y un sufrido triunfo al calor de la magia de Nervión. Veinte muy buenos minutos en el arranque.
Otro gol de un magnífico Ben Yedder -él fabricó la jugada y él recogió el rechace que envió a la red tras el remate de
Sarabia-. Un paradón de
Vaclik, ya en la segunda parte, que evitó que la
Lazio se metiera en el partido.
La torpeza del
Mudo Vázquez dejando a su equipo con diez al tercer intento (arriesgó en otras dos ocasiones, todavía en el primer tiempo, antes de que el árbitro lo enviara al vestuario). La torpeza de
Machín, que no vio un cambio cantado por todo el estadio antes de que el
Mudo cometiera una falta tan irresponsable. La torpeza, también, de
Marusic, que mató la reacción de su equipo con otra absurda expulsión sin la que la
Lazio habría tenido opciones de eliminar al
Sevilla. Y otro tanto de
Sarabia, tras gran pase de
Navas, con el que el
Sevilla se convierte en el primer equipo que supera 18 eliminatorias de forma consecutiva en la
Europa League.
Pese al justo logro, el
Sevilla sigue sin mostrarse como un equipo fiable.
Roque hizo de Banega, y rindió a buen nivel, pero no hubo continuidad en el juego. Por momentos, el grupo se desconecta, se queda sin gasolina y se va del partido mostrando síntomas de alarmante bajón físico que, quizás, sea también mental. Se desfonda y se levanta. Lo hizo ante el
Eibar por amor propio y ha repetido ante la
Lazio por el empuje emocional de la grada. Para colmo, en la enfermería de
Machín entran dos nuevos lesionados:
Escudero, a quien suplió con notable
Promes -su rendimiento empieza a estar más que garantizado-; y
Navas, cuya zona ocupó, dando una lección de compromiso y solidaridad,
Sarabia.
En su libreta, también podrá anotar
Machín los pésimos golpeos en las jugadas de estrategia; el magnífico trabajo en la sombra de
André Silva, no marca pero hace extraordinarios movimientos que generan espacios que aprovecha
Ben Yedder; y la indudable mejora de
Kjaer. El danés, como siempre, impuso su autoridad por alto. Pero además va cogiendo galones y levantó más de una vez la voz para ejercer de líder en el eje de la zaga.
Pidió a Amadou que no se metiera entre los centrales en la recta final del partido, e hizo mejores a
Sergi Gómez -no tuvo complicaciones-y
Mercado -cumplió, pero tuvo un par de despistes que pudieron costar caros-. Del debut de
Marko Rog se pueden sacar pocas conclusiones -va con fuerza a los balones divididos y se le vieron ganas de agradar-. El croata,
Munir,
Bryan Gil o Arana deben coger protagonismo porque el
Sevilla necesita frescura y el sábado recibe al
Barça. En plena crisis, pero vivo en Europa y con un amplio margen de mejora.